La falta de actividad física es muy perjudicial para la salud y está estrechamente relacionada con la aparición de enfermedades crónicas como la obesidad o la diabetes, sin embargo, no hace falta acudir al gimnasio a diario ni ejercitarse hasta la extenuación para obtener los numerosos beneficios del ejercicio físico, ya que un nuevo estudio liderado por la Unidad de Investigación de Atención Primaria de Vizcaya del Servicio Vasco de Salud ha demostrado que cualquier incremento en la actividad física reduce el riesgo de muerte prematura en pacientes que habían sido sedentarios durante años.
El Espectador de Caracas / WebConsultas
Los resultados del trabajo, que se han publicado en British Journal of General Practice, revelan que 50 minutos a la semana de actividad física moderada, como caminar a paso rápido, reduce hasta un 31% la mortalidad en pacientes de atención primaria con enfermedades crónicas. El incremento en la actividad física de estos pacientes estaba por debajo de los mínimos recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que son 150 minutos por semana de actividad física moderada o 75 minutos por semana de actividad física vigorosa.
10 minutos de ejercicio al día para mejorar la esperanza de vida
La reducción de la mortalidad se conseguía con solo 10 minutos al día de ejercicio, independientemente de la edad del paciente, su enfermedad, o que llevara años sin “moverse del sofá”. “El umbral mínimo recomendado de 150 min/semana de actividad física moderada o 75 min/semana de actividad física vigorosa puede percibirse como una barrera para pacientes que han estado inactivos a largo plazo. Por ello, son muy importantes las conclusiones de nuestro estudio. Hasta ahora no sabíamos si las personas que llevan décadas sin hacer nada pueden recuperar esos beneficios. Lo hacen, es reversible, incluso si su actividad está por debajo de estas recomendaciones. Hemos observado que estos pacientes inactivos reducen significativamente la mortalidad con un mínimo esfuerzo”, ha declarado el Dr. Gonzalo Grandes, jefe de la Unidad de Investigación de Atención Primaria de Bizkaia y líder del trabajo.
Los investigadores siguieron a 3.357 pacientes inactivos con edades comprendidas entre los 19 y los 80 años, que procedían de 11 centros de salud de ocho comunidades autónomas, durante un periodo de 15 años. Los resultados muestran que la mortalidad de las personas que alcanzaron las recomendaciones mínimas –150 minutos a la semana de actividad moderada o 75 de movimiento moderado– fue casi un 50% menor en comparación con los que permanecieron inactivos. También se observó que el 20% de las muertes no se habrían producido si todos los pacientes inactivos hubieran cumplido las recomendaciones. Además, con un incremento de la actividad moderada de 50 minutos semanales se registró una reducción de la mortalidad del 31%.
“Queremos implementar la actividad física como terapia estándar para personas con patologías crónicas como las cardiovasculares, el cáncer o la diabetes, pero cualquier cambio en la práctica clínica tiene una inercia enorme. Hay profesionales que no tienen la formación necesaria para hacer un plan de actividad física, e incluso habría que reorganizar la promoción de la salud pública dentro de las comunidades”, afirma el Dr. Grandes, que añade que la actividad física que realiza un paciente debería ser otro parámetro para medir su salud “como puede ser su presión arterial o su colesterol. Debería convertirse en un método estándar en las consultas en la Salud Pública porque está demostrado su carácter y preventivo y terapéutico”.
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