26 de septiembre de 2024 6:07 PM

Monstruosos

RAFAEL RODRÍGUEZ OLMOS

El Fiscal General acaba de soltar una bomba: en los diez meses que va de año, el Ministerio Público ha contabilizado más de 1.024 casos de pedofilia. “Es una cifra que tiene que llamar la atención a todas las autoridades educativas, a los padres, madres”, dijo Tarek William Saab.

Esa cifra debe multiplicarse por tres, número que, según los especialistas, están ocultos, pues la mayor parte de los delitos no se denuncian.

No hay duda de que es una cifra alarmante, y no sé si es que antes se denunciaba menos porque había más temor, o había menos sanción por parte del Estado. O no estaban las redes sociales para hacer el trabajo.

Más allá de los hechos, también en lo que va de este año, hemos notado un incremento notable no solo de violaciones y maltratos, sino aberraciones, anormalidades, que solo pueden ser explicadas como complicadas patologías, o por el consumo de drogas químicas que dejan en el individuo una ausencia total de parámetros morales o de inhibiciones. Hace poco, en Guacara, un municipio de Carabobo, se encontró una niña de cinco años, violada, asesinada a golpes y luego arrojada a una alcantarilla. Finalmente fue detenido el autor del monstruoso hecho, un hermanastro de 14 años, cuya mirada al ser capturado no solo expresaba terror, sino el desconcierto de no tener idea con exactitud de qué había hecho, evidencia probable del consumo de droga. Una tragedia que es problema de la sociedad y del Estado venezolano. La madre de esa niña, jamás se recuperará de ese dolor, y la madre de ese adolescente, tampoco. Pero el problema de ese hecho es su masificación. Este miércoles, en Apure fue encontrada una chica de 15 años, que había sido violada y asesinada. Los medios de comunicación dan cuenta a diario de hechos similares en todas partes del país. Incluso de masivos casos de incesto. Quiero suponer que hay especialistas en el país que están reflexionando sobre el tema. Ese fenómeno, sumado a la deserción escolar, debería obligarnos a pensar que algo grave está pasando en el país. Que, en aras de la verdad, también es en el mundo entero.

Hay un preocupante crecimiento del hampa organizada, y con ello la venta y distribución de drogas, cada vez más peligrosas, como esa que llaman Fentanilo, un opioide sintético 50 veces más fuerte que la heroína y 100 veces más que la morfina, que, de paso, produce una de las adicciones más terribles que haya conocido la humanidad.

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