Sequías prolongadas y lluvias más intensas son algunos de los efectos de la crisis climática en Venezuela, por lo que expertos en la materia consideran necesario establecer planes que permitan la adaptación y la resiliencia para reducir las vulnerabilidades de la población.
Los fenómenos climáticos, como el del «Niño» y la «Niña», siempre han existido, pero el coordinador de meteorología aplicada del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inameh), Rafael Hernández, afirmó a EFE que la frecuencia es cada vez más fuerte, provocado por la crisis climática.
Explicó que, en 2017, el organismo determinó que las precipitaciones intensas se iban a incrementar con una duración más corta, que el país pasaría de 37 % a 47 % de superficies secas y que la temperatura máxima se elevará a 0,57 grados centígrados cada 10 años.
«Eso lo estamos viendo desde 1999 para acá. Uno de los primeros eventos que nosotros vimos fue la vaguada que produjo un alud torrencial, sobre todo en la región central, en lo que hoy conocemos como el estado La Guaira», señaló, al recordar el deslave en dicha región que se cobró la vida de miles de personas.
Eventos similares, dijo, se han repetido en 2005, 2010 y, ahora, en 2022, con el alud de Las Tejerías en el estado Aragua (norte), donde se cuentan, al menos, 54 fallecidos.
Hernández acotó que este es un año con fenómeno de «Niña», por lo que eran previsibles precipitaciones por encima del promedio, que, de acuerdo a los pronósticos, se puede extender hasta marzo del próximo año.
Escenarios para Venezuela
Aunque los efectos de la crisis climática ya se han ido percibiendo en el país, estos se incrementarán con el paso del tiempo de forma más intensa, de acuerdo a modelos matemáticos climáticos.
El biólogo y coordinador de la ONG Clima21, Alejandro Álvarez, indicó que se pronostica una reducción de las precipitaciones, especialmente, en la región norte costera, donde hay menos agua dulce y donde se concentra la mayor parte de la población.
«Es una mala noticia, sobre todo, porque tuvimos un período largo reciente de sequía meteorológica, que es un término que dice que llovió por debajo del promedio anual», sostuvo.
Adicionalmente, prosiguió, los estudios prevén un aumento en el nivel del mar que afectará a regiones del norte del país como Zulia, Falcón, Carabobo, Miranda y Delta Amacuro.
La Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales explicó, en su informe «Compromisos de Venezuela con el Acuerdo de París», que de los cinco glaciares que existían en el país en 1991, solo queda uno, cuya área se ha disminuido en un 98 % entre 1952 y 2019.
Asimismo, indicó que el 50 % de la superficie de los estados productores de maíz blanco, arroz y caña de azúcar pasarán a ser zonas secas en 2050, lo que obligará a su reubicación a zonas donde se pueda satisfacer los requerimientos agroecológicos.
Reducir las vulnerabilidades
El coordinador del Inameh señaló que el país es vulnerable por las situaciones de «excesos» de agua pero también por el déficit del líquido, ante sequías prolongadas, por lo que -aseguró- es tiempo de reducir las vulnerabilidades, porque no hay capacidad para disminuir las amenazas climáticas.
La respuesta ante este escenario debe ser, según Hernández, la adaptación y la resiliencia, así como seguir pendientes de los valles fluviales, que son los que están alimentados por los ríos.
Por su parte, el director de Clima21 exhortó al Estado a «tomarse en serio» la crisis climática, elaborar un plan nacional sobre esta problemática, así como uno de gestión de riesgos, que estén articulados y que tomen en cuenta a las empresas, la sociedad civil, investigadores y medios de comunicación.
«Necesitamos articularnos en una serie de planes que a su vez estén pensados de manera planificada, formal, profesional y por otro lado tienen que estar adecuadamente financiados», añadió.
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