El gobierno de Nueva Zelanda presentó este martes su propuesta pionera en el mundo para imponer tasas desde 2025 a las emisiones por los eructos de ovejas y vacas de gases que provocan el efecto invernadero, en un país donde las cabezas de ganado multiplican el número de habitantes.
El plan, que no precisa una estimación de recaudación ni detalla el precio de emisión o cómo se medirán estas, será consultado con los agricultores hasta el 18 de noviembre.
La primera ministra, Jacinda Ardern, aseguró hoy que todo el dinero recaudado será devuelto a la industria mediante la financiación de nuevas tecnologías, investigación e incentivos para los agricultores.
“Ningún otro país del mundo ha desarrollado aún un sistema para fijar precios y reducir las emisiones agrícolas, por lo que nuestros agricultores se beneficiarán de ser los primeros en actuar», apuntó Ardern en un comunicado.
Esta medida se debe a los esfuerzos del país oceánico, un gran exportador agrícola, para combatir los efectos de la crisis climática y lo convertiría en el primer país en que los agricultores paguen por las emisiones del ganado.
En Nueva Zelanda, un país de cinco millones de habitantes, casi la mitad de las emisiones del país proceden del sector agrícola, principalmente por sus 26 millones de ovejas y 10 millones de vacas, mamíferos rumiantes que expulsan el metano producido durante la digestión a través de sus eructos y flatulencias.
La propuesta, impulsada también por la alianza de asociaciones del sector primario He Waka Eke Noa, incluye incentivos para los agricultores que reduzcan las emisiones, que podrán compensarse además mediante la plantación de bosques.
“Este es un paso importante en la transición de Nueva Zelanda hacia un futuro con bajas emisiones y cumple nuestra promesa de poner precio a las emisiones agrícolas a partir de 2025 (…) La propuesta permite a los agricultores de Nueva Zelanda liderar la reducción mundial de emisiones, brinda una ventaja competitiva y mejora nuestra marca de exportación», dijo Ardern.
Sin embargo, la propuesta no convence a todas las asociaciones de agricultores, que aseguran que esta política provocará una reducción en el número de granjas de vacas y ovejas en el país.
La asociación neozelandesa Federated Farmers, uno de los principales grupos de presión de la industria, respondió en un comunicado que este proyecto gubernamental «acabará con las zonas rurales de Nueva Zelanda» y verá como las granjas son reemplazadas por plantaciones de árboles.
«Nuestro plan era mantener a los agricultores cultivando”, dijo Andrew Hoggard, presidente de Federated Farmers, al asegurar que los agricultores venderán sus propiedades “tan rápido que ni siquiera se escuchará ladrar a los perros en la parte trasera de la (camioneta) mientras se alejan”.
El sector agrícola representa el 10 por ciento de su Producto Interior bruto neozelandés y el 65 por ciento de los ingresos por exportaciones.
El Ejecutivo de Wellington, cuyo objetivo es alcanzar para 2050 la neutralidad de emisiones contaminantes, tiene hasta finales de año para decidir cómo gravará las emisiones del sector agrícola.
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