23 de noviembre de 2024 8:40 PM

Teódulo López Meléndez: La acumulación de dilemas

Cada uno de nosotros tiene su propio paradigma. Cuando muchos tienen uno igual hablamos de paradigma social, uno que marca y determina el comportamiento del colectivo frente a la visión global de su mundo y frente a las circunstancias.

@tlopezmelendez / El Espectador de Caracas

Mientras lo hacemos se acumulan las paradojas, esto es, percibimos que nuestra manera de ver el mundo nos devuelve resultados contradictorios que parecen negar lo que pensamos. Esta contradicción nos sume en un estado de intranquilidad que llamaremos acumulación de dilemas, entre otras razones porque podemos llegar a la conclusión de que mientras más trabajamos para cambiar lo que nos molesta menos resultados obtenemos.

Cuando hay naciones en graves procesos políticos la gente desahoga su malestar sin darse cuenta que puede estar enfrentando el peligro desde paradigmas inservibles. El dilema en que se sume no le da para entender que debe cambiar de mirada sobre la realidad si quiere superar la impotencia que le permite concretar el cambio.

Tomemos, pues, a un conglomerado humano con sus creencias para decirle que un paradigma nuevo se instaura cuando los vigentes no pueden resolver los enigmas. Y para decirle que suele sucederse una incapacidad para ver fuera de los límites marcados por el paradigma ya inservible.

Ciertamente todo paradigma es temporal. Ahora bien, para un cambio de paradigma es obvio que se requiere pensar. Pensar comienza por dejar de lado los caminos lineales, porque la carretera recta nos llevará siempre al mismo lugar, generalmente el fracaso. Ello podría llevarnos a dejar de lado un reduccionismo que sólo percibe la fachada de un proceso histórico-social, lo que a su vez nos conduce a la desesperación –visto fracaso tras fracaso- que podemos traducir como el convencimiento de la irreversibilidad de aquello que enfrentamos. Podríamos traducirlo como abandono de tomas fotográficas instantáneas y su sustitución por una idea de permanente flujo.

Cuando se hace obvio de toda obviedad que se requiere ese salto cualitativo llamado cambio hay que mirar con atención cómo hemos mirado la realidad política y la realidad real que hemos contribuido a forjar con nuestra propia mirada. Así podremos comenzar a abandonar el gueto y nuestra propia existencia fraccional.

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