Los presidentes de China y Rusia, Xi Jinping y Vladimir Putin, se reúnen este jueves en Uzbekistán en el marco de la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OSC), el grupo de seguridad creado por Moscú y Pekín para contrarrestar la influencia de Washington en la región centroasiática.
La aparición en esta cumbre supone el primer viaje internacional de Xi en dos años. El mandatario chino no había salido de su país desde que se desató la pandemia de coronavirus en 2020. También viajará a Kazajistán por invitación de su homólogo Kassym-Jomart Tokayev.
Putin, por su parte, llega a la cumbre en medio de la crisis desatada por el retroceso de sus tropas en el noreste de Ucrania ante la fulgurante ofensiva de las fuerzas locales.
Para ambos líderes, la cumbre es una ocasión para profundizar su desafío a Occidente, especialmente a Estados Unidos, que ha liderado la imposición de sanciones a Rusia por Ucrania y ha enfadado a Pekín con sus recientes muestras de apoyo a Taiwán.
Aliados al comienzo de la Guerra Fría, la relación entre Moscú y Pekín se envenenó después hasta que en los últimos años volvió a estrecharse en un intento de contrarrestar el dominio de Estados Unidos en la escena global.
Xi-Putin, el plato fuerte de la cumbre de la OCS
En la ciudad uzbeka de Samarcanda, este jueves y viernes estarán también los líderes de India, Irán, Pakistán y Turquía, entre otros.
La OCS, conformada por China, Rusia, India, Pakistán, Kazajistán, Uzbekistán, Kirguistán y Tayikistán, se fundó en 2001 como una organización política, económica y de seguridad para rivalizar con las instituciones occidentales.
» La OCS ofrece una alternativa real a las organizaciones Occidente-céntricas«, dijo, citado por AFP, el asesor de política exterior del Kremlin, Yuri Ushakov, esta semana. «Todos los miembros de la OCS defienden un orden mundial justo», añadió en comentarios a la prensa en Moscú.
La OCS no es una alianza militar formal como la OTAN ni un bloque integrado como la Unión Europea, pero sus miembros trabajan juntos en cuestiones de seguridad, cooperación militar y promoción del comercio.
Pese a que la agenda principal de la cumbre está prevista para el viernes, el plato fuerte y lo que más interés ha despertado es sin duda el encuentro entre Xi y Putin, dos líderes enfrentados de alguna manera a Occidente.
Para Putin, la cumbre es una oportunidad de demostrar que Rusia no ha quedado aislada internacionalmente tras la invasión de Ucrania, donde sus tropas encajaron importantes reveses militares esta semana, seña la AFP.
Xi, por su parte, podrá exhibir sus credenciales como dirigente global antes del importante congreso del Partido Comunista en octubre en el que busca un tercer mandato.
Xi y Putin ya se reunieron en Pekín en febrero para los Juegos Olímpicos de Invierno, poco antes de que Rusia lanzara su ofensiva sobre Ucrania. Entonces ambos celebraron una amistad «sin límites».