22 de noviembre de 2024 6:39 PM

Antonio Manrique: Bolívar y su famosa Carta de Jamaica

Para el 15 de septiembre de 1815 la situación estaba bastante complicada para los patriotas: para 1814 las dos repúblicas han caído, la Campaña Admirable, liderada por Simón Bolívar, ha quedado para la historia, también ha llegado Pablo Morillo con más de 10 mil hombres en 99 buques de guerra y mercantes, y para entonces El Padre Libertador se embarca en la Nueva Granada y va a tener a Jamaica, donde escribe su famosa carta que responde a la “contestación de un americano meridional a un caballero de esta isla”. La historia precisó que su nombre fue Henry Cullen.

La misiva conocida como la Carta de Jamaica estuvo fechada el 6 de septiembre de 1815. Es decir, que exactamente el pasado martes se cumplieron 207 años y no está demás decir que fue uno de los escritos más relevantes de la analogía que conformó el marco histórico de El Libertador.

Bolívar había dejado varios escritos, entre los cuales destacan las palabras emitidas en la Sociedad Patriótica, donde dijo: “300 años no bastan”. Y añadió “Pongamos, sin temor, la piedra fundamental de la libertad suramericana; vacilar es perdernos”.

Obviando el Manifiesto de Carúpano, caemos en la carta, cumpleañera y citamos: “sensible como debo, al interés que usted ha querido tomar por la suerte de mi patria, afligiéndose con ella por los tormentos que padece desde sus descubrimientos, hasta estos últimos períodos, por parte de sus detractores, los españoles, no siento menos que el comprometimiento en que me ponen las solicitadas demandas que usted me hace sobre los objetivos más importantes de la política americana.

Así me encuentro en un conflicto, entre el deseo de corresponder a la confianza con que usted me favorece, y el impedimento de satisfacerle, tanto por la falta de documentos y de libros, cuanto por los limitados conocimientos que poseo de un país tan inmenso, variado y desconocido como el nuevo mundo…”.

Obviamente, tan valioso documento de El Libertador Simón Bolívar es mucho más extenso, de ahí que citemos las líneas finales del mismo: “tales son, señor, las observaciones y pensamientos que tengo el honor de someter a usted para que los rectifique o deseche, según su mérito, suplicándole se persuada que me he atrevido a exponerlo, mas por no ser descortés que porque me crea capaz de ilustrar a usted en la materia”.

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