Barra Plural 1036

En democracia los conflictos se resuelven con más democracia. Esa es sin duda una afirmación que muchos no controvertiran.

Durante todo este año las fuerzas que se oponen a la gestión que adelanta el señor Maduro en Venezuela vienen afirmando su disposición de participar en una elección primaria. Discuten ellos, eso entiendo en la distancia, los detalles metodológicos correspondientes -que uno estima entonces supremamente complicados- dado el tiempo que se han tomado y quizás se tomarán para decidir los mismos.

En las redes se discute, no solo respecto de detalles del proceso sino sobre su conveniencia, respecto de lo cual por cierto, esta semana, sin nombrar al país, un acertado encuestador publicó una columna recordando la manera como los chilenos resolvieron su problema para enfrentar a Pinochet y que pareció, así se lo afirmé, una suerte de mensaje a García.

Probablemente el liderazgo chileno comprendió que para retomar a la democracia perdida, era menester hacer sacrificios y concesiones institucionales antes que elegir a quien pudiere incentivar los conflictos o por que no, resultar derrotado en el intento pues gobiernos de esa naturaleza, no permitirán que quien les pueda cortar la cabeza, acceda a una posición que lo permita o si lo hace, toma previsiones para evitar la factura.

Estamos a menos de 16 meses del año 2024 el cual debería ser un año electoral para la elección presidencial venezolana. Mientras quienes ocupan el Palacio de Miraflores saben a donde van y seguramente hasta conocen cuando realizarán ese evento, sus adversarios discuten eternamente condiciones como si estuviéramos en Suiza, en una muestra de división inobjetable.

Lo cierto es, que mientras eso ocurre, muy pocos hablan de que hacer, entre otras cosas, con la reelección presidencial y mucho menos con la reinstitucionalización de los poderes. Es, en la distancia, una respetuosa observación.

Gonzalo Oliveros Navarro
@barraplural