Por Antonio Ledezma.
Cuando escucho a algunos personajes tratar de justificar la tragedia que aun padece Venezuela, argumentando que “la cosa se está arreglando”, no puedo dejar de recordar la novela escrita por Julia Álvarez, publicada en 1964, sobre la historia de las hermanas Mirabal, asesinadas por ordenes del sátrapa dominicano Rafael Leonidas Trujillo. Ese sanguinario tirano era tan cínico que, después de encargar la ejecución de sus victimas, solía enviarles flores a los velatorios cuyos costos cubría “generosamente”. De esa manera tan despreciable el dictador de marras pretendía pasar página de cada capitulo escrito con la sangre de las personas sacrificadas.
Resulta cuando menos insólito e inexplicable que, uno de los responsables de haber destruido la economía nacional, ahora pretenda erigirse como el salvador de la patria. Bien se sabe que como espadachín de Chávez, Maduro secundó todos sus dislates para arruinar a un país. Es de tal magnitud el desastre generado, que tiene a la gente en un estado de desesperación al extremo de no reparar a la hora de escapar hasta correr el riesgo de morir en medio de la selva de Darién. Sin embargo hay analistas que exclaman que “Maduro está rectificando”, o sea que el mismísimo responsable del desplome económico, de la devaluación y desaparición del bolívar, de la incuantificable deuda externa, del espantoso déficit fiscal, de la inclemente inflación, de la quiebra de PDVSA, de la crisis de servicios de luz, agua, gas, transporte y escasez de gasolina, sea ahora el redentor de los desposeídos. ¡Inexplicable!
Si, Maduro, el que corrompió junto con su carnal Chávez a la elite militar que lo sostiene en el poder para que prolongue su ciclo de desmanes. El que ha hecho del territorio nacional la guarida de cuanto malandro ronda por el continente. El que trastocó el Estado de Derecho en narcoestado. El mismísimo que ordena torturar y asesinar a sus perseguidos políticos civiles y militares. El que gozaba arrebatándole la propiedad privada a sus legítimos tenedores, el que desmanteló las Empresas Básicas de Guayana y encabeza el saqueo de las finanzas públicas, ¿es ahora el mesías llamado a rehacer de las cenizas el país que devastó?
Allá los que se presten a semejante farsa. Bien se sabe que mientras perdure ese adefesio gubernamental no habrá Banco Central libre de manipulaciones, por eso no es que “el dólar subió”, mentira, el dólar sigue en su mismo lugar, lo que no se detiene es la catástrofe de un país atenazado por los controles disparatados que viene aplicando un régimen que dejó a los productores agropecuarios sin Agroisleña, sin fertilizantes y sin financiamiento, mientras reparte tierras a iraníes y regala combustible a sus socios castristas.
@alcaldeledezma