22 de noviembre de 2024 4:56 PM

Armando Info: Una pirámide con ambiente familiar (y buzón político)

En 2018, Saint Michael Investment ofrecía a sus clientes algo tan jugoso como simple: riqueza. Constituida en Miami, Florida, la firma financiera presentaba como golosina la recuperación de inversiones en corto plazo, con el basamento de un riguroso conocimiento de la economía estadounidense.

Por Marcos David Valverde / Armando Info

La empresa dirigía esa promesa, demasiado buena para ser verdad pero irresistiblemente atractiva, a un nicho de venezolanos que, al mismo tiempo,  contemplaban cómo la economía nacional, y con ella, sus activos, se venían a menos y depreciaban. Venezuela vivía un derrumbe de escala histórica. Bien lo tenía que saber el propietario de Saint Michael Investment, porque también es venezolano: Elías Eduardo Navarro Cesín, oriundo de Maturín, capital del estado Monagas, en el nororiente del país.

Desde 2017 hasta comienzos de 2020, Saint Michael Trading & Investments LLC (denominación oficial de la marca) desarrolló una agresiva campaña de promoción, con eventos que, animados por el presentador televisivo Luis Olavarrieta, imagen de la marca, fluctuaban entre ponencias de optimismo empresarial y la coctelería más chic.

Pero en marzo de 2022 el mismo Olavarrieta pasó de publicista a denunciante, cuando no dudó en adoptar el rol de portavoz de la molestia, ya efervescente, de los clientes de Saint Michael Investments. La empresa simplemente había dejado de cumplir con sus compromisos de pago. Reunidos en varios grupos, los afectados, alrededor de 600 -sumando a los clientes y a los familiares de estos-, según lo que señalan, calcularon un monto de lo que ellos mismos tildaron de estafa consumada mediante un esquema Ponzi: seis millones de dólares.

La cifra, la cantidad de víctimas y la historia, de modo sucinto, son hoy en día achacadas al fundador de la empresa, Navarro Cesín, quien el 8 de junio de 2021 salió de Venezuela con rumbo a Estados Unidos y, desde entonces, no ha vuelto. Pero la documentación fundacional de la compañía apunta a otros dos nombres, no señalados resueltamente por los afectados como parte de los impagos, que son el de la esposa de Navarro Cesín, la odontóloga Melina Martínez, y, más agazapado, el de un personaje cuya firma refrendó la constitución de la empresa, el diputado de la Asamblea Nacional electa en diciembre de 2020, Luis Eduardo Martínez Hidalgo, padre de Melina Martínez.

Mediante una revisión del registro comercial de Florida, Armando.info cotejó las historias de Saint Michael Investment y de Martínez Hidalgo.  El diputado, gobernador de Monagas entre 1995 y 2000, ingeniero agrónomo egresado de la Universidad de Oriente (UDO), exvicerrector administrativo de la Universidad Gran Mariscal de Ayacucho (UGMA), y, más recientemente, candidato a gobernador de Aragua en las elecciones de noviembre de 2021, aparece como registrador de Saint Michael Investment en 2017. Estos archivos comerciales de Florida también dejan por sentado que otra compañía, Taking Solutions LLC, tiene en común con Saint Michael Investment, además de la ubicación, a los mismos miembros. Encabezaba la lista Navarro Cesín, quien hoy, aunque esté lejos, es señalado de dirigir un esquema piramidal que dejó a muchos sin nada. 

Asuntos familiares

Según lo que relatan y convalidan los documentos de Saint Michael Trading & Investments LLC como sociedad de responsabilidad limitada del estado de Florida, su fundación se concretó el 6 de enero de 2017, un dato que contradice la información que suministraba el dueño en sus catálogos. En estos, se apuntaba 2014 como año de constitución.

Luis Martínez Hidalgo, Melina Martínez Rodríguez y Elías Eduardo Navarro figuran como miembros autorizados de la sociedad. Una mirada hacia atrás en la línea de tiempo detalla que esta no fue la única alianza empresarial entre padre, hija y yerno. En 2014, efectivamente, constituyeron la arriba mencionada Taking Solutions LLC.

Tanto en entrevista presencial concedida al reportero de Armando.info como por correo electrónico, el diputado Martínez Hidalgo explica que su paso por la empresa fue solo un asunto administrativo, jamás participativo.

“En 2014, Navarro me plantea abrir una compañía de comercio. Y en 2017, en enero, llegó Navarro y me pidió el mismo favor: el domicilio para registrar esta nueva compañía. Yo no tenía ni responsabilidad, ni capacidad de decidir ni capital. Y en 2018, cuando me vine a Venezuela, y ya no tendría el domicilio en Estados Unidos, me removieron. Fui una especie de hombre-buzón (…) hace cerca de cuatro años no tengo ninguna vinculación con la empresa”, asegura el diputado.

En Venezuela, los Navarro Martínez venían de fundar en 2013 la empresa Translog de Venezuela C.A., mediante la cual ofrecían servicios de transporte de cargas terrestres, aéreas o marítimas.

Con la constitución de una firma comercial en Estados Unidos, Saint Michael Investment comenzó la captación de clientes a partir de 2017, en el momento de máxima crisis económica en Venezuela, con una inflación de 862,6%, según cifras del Banco Central de Venezuela (BCV). Las consignas incluidas en el lema comercial de la compañía resultaban atractivas para muchos: “Respaldo, seguridad y beneficios”.

“Nuestros planes de inversión son más rentables que los certificados de depósito a plazo fijo usualmente manejados por los bancos extranjeros y nacionales, que ofrecen un rendimiento máximo de 4% anual por su dinero”, prometía la compañía.

El modelo de negocios de Saint Michael Investment se resumía como “comercio de posiciones en los mercados financieros a nivel mundial”. Además de inversiones, había otros servicios en el catálogo: préstamos, fideicomisos, rentas variables y fondos de retiro.

Desde Estados Unidos, Navarro Cesín respondió por escrito, mediante correo electrónico, un cuestionario enviado por Armando.info al que catalogó de oportunidad para contar públicamente su versión. “Desde la incorporación de SMI LLC hasta el primer trimestre del 2020 recibía pagos mensuales de honorarios como mánager de la empresa. Poco después de empezar la pandemia, y sumando nuestro compromiso en honrar a nuestros clientes, empecé a utilizar ahorros personales y de mis empresas propias y familiares para cumplir con los pagos de nuestros clientes, a tal punto que perdí mi dinero, bienes, activos personales, de negocios y familiares y hasta el techo de mis hijos”, asegura.  

En el despliegue publicitario durante la génesis de la empresa, Elías Navarro se presentaba repitiendo: “Quiero hablarles de economía, tratando de enfocarme en los macroproblemas. Pero quiero hablarles sobre todo del día después, de las macrosoluciones”. Y describía la compañía como “un equipo de jóvenes con una visión enorme de país, respaldados por grandes economistas y grandes empresarios de Venezuela”.

En 2018, ese equipo de jóvenes estaba ya definido y tenía cuatro caras visibles. Además de Elías Navarro estaban: su cuñado, Gustavo Martínez González (hijo del Martínez Hidalgo y de Larissa González, diputada opositora durante el periodo 2015-2020, y el único que no respondió a la solicitud de entrevista para este trabajo), como director de finanzas; su amigo de infancia Gustavo Rodríguez, como director de operaciones, y David Arostegui, sobrino político de Martínez Hidalgo, como asesor legal. 

“Lo primero que supe sobre la compañía fue en enero o febrero de 2017. Él [Navarro] me comentó sobre esa posibilidad [de invertir], con una Venezuela que en ese momento estaba muy contraída, y con mi mamá hice una colocación. Fuimos como el décimo cliente. Inicialmente fueron 10.000 dólares y luego llegamos a 50.000”, dice Arostegui en entrevista telefónica para este reportaje.

Rodríguez recuerda su ingreso durante aquellas fechas. “En 2017 vi que Elías tenía ese proyecto de Saint Michael avanzado. Cuando me sumé estaban él, David [Arostegui], Gustavo [Martínez] y yo. Fuimos los cuatro al frente. Estuve en mercadeo y me dediqué a captar clientes”, declara. Con una oficina en Maturín, el equipo comenzó a captar clientes, especialmente ingenieros y tecnócratas que, ante la debacle de la industria petrolera en Venezuela y, más concretamente, en esa ciudad, temían ver sus ahorros y liquidaciones diluidas en los rigores de la hiperinflación. Uno de los principales nichos de mercado fueron los trabajadores de la compañía petrolera estadounidense Halliburton, cuya operación venezolana sucumbió ante la crisis nacional. Gustavo Rodríguez, como extrabajador de esta última, se dedicó a vender entre sus antiguos compañeros de trabajo la idea de invertir en Saint Michael. Muchos se apuntaron.   

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