22 de noviembre de 2024 5:11 AM

Todo lo que debes saber sobre la viruela del mono

En medio de la pandemia de COVID-19, un virus recordó al mundo en mayo de 2022 que todavía circula entre los humanos: la viruela del mono. Expertos del mundo investigan un brote inusual más allá de las fronteras africanas.

Por: El Espectador de Caracas con información de Efecto Cocuyo

La Organización Mundial de la Salud (OMS) contabilizó, hasta el lunes 6 de junio, 780 casos confirmados en las últimas semanas en países no endémicos, 88 % de ellos diagnosticados en Europa.

Los laboratorios han confirmado este patógeno en 27 países no pertenecientes a las regiones endémicas, con Reino Unido como el país con más contagios (207), seguido de España (156), Portugal (138), Canadá (58) y Alemania (57).

También se han registrado más de una decena de casos en Estados Unidos, Bélgica, Francia, Italia y Países Bajos, así como dos contagios en Argentina, uno en México y otro en Brasil, de acuerdo con los datos recibidos por la OMS.

Este 12 de junio el gobierno de Venezuela, que administra Nicolás Maduro, notificó el primer caso en un paciente que llegó al país desde España.

¿De qué se trata la viruela del mono? ¿Debería preocupar a toda la población? Estas son ocho preguntas y respuestas para conocer más sobre este fenómeno. 

 ¿En qué consiste?

La viruela del mono viruela símica es una enfermedad zoonótica causada por el virus del mismo nombre, lo que quiere decir que puede transmitirse de los animales a los seres humanos, y también propagarse entre personas.

No es igual a la viruela humana, enfermedad más transmisible y más letal erradicada en 1980, pero el virus de la viruela del mono pertenece al género Orthopoxvirus, el mismo género del virus variola, que es el causante de la viruela humana.

Tampoco debe confundirse con la varicela, conocida como lechina, causada por el virus varicela-zóster (herpesvirus humano tipo 3).

Habitualmente, la viruela símica se encuentra en África Central y Occidental, donde viven animales portadores del virus. Según explica la Organización Mundial de la Salud (OMS), ocasionalmente se identifican personas con viruela del mono en otros países tras viajar desde regiones donde la enfermedad es endémica.

Hay dos cepas genéticamente diferenciadas del virus de la viruela símica: la cepa de la cuenca del Congo (África Central) y la cepa de África Occidental. Las infecciones en humanos con la cepa de África Occidental parecen causar una enfermedad menos grave en comparación con la cepa de la cuenca del Congo. La que circula actualmente es la de África Occidental.

El periodo de incubación suele ser de 6 a 16 días, pero puede variar entre 5 a 21 días.

 ¿Cómo se transmite?

Se transmite principalmente por contacto directo o indirecto con sangre, fluidos corporales, las lesiones de la piel o las mucosas de animales infectados. Entre los hospedadores animales están algunos roedores y primates, aunque se necesitan más estudios para identificar el reservorio exacto del virus.

Sobre la transmisión entre humanos, la OMS explica que las personas son infecciosas mientras tienen síntomas: normalmente entre dos y cuatro semanas. 

La enfermedad se puede contraer a través de contacto físico estrecho con alguien con síntomas, pues la erupción, los fluidos corporales (como el líquido, el pus o la sangre de las lesiones en la piel) y las costras son especialmente infecciosas. También puede propagarse a través de la saliva.

Además, la ropa, la ropa de cama, las toallas o los objetos, como los utensilios para comer o los platos, ya contaminados con el virus por el contacto con una persona infectada, también pueden contagiar a otros. 

Las personas con mayor riesgo son aquellas que interactúan estrechamente con alguien infectado, como los trabajadores sanitarios, los miembros de la familia y las parejas sexuales. Hasta ahora no hay evidencia que el virus de la viruela símica se trasmita por vía sexual: la transmisión ocurre por la cercanía y el contacto piel con piel. 

 ¿Cómo se manifiesta la enfermedad?

La OMS explica que a clínicamente, la enfermedad tiene dos períodos: el período de invasión y el período de infección cutánea. 

El periodo de invasión va del día cero hasta el cinco. La persona presenta fiebre, dolor de cabeza intenso, inflamación de los ganglios linfáticos, dolor lumbar, dolores musculares) y mucho cansancio o poca energía.

En el período de infección cutánea, las lesiones pueden empezar a aparecer entre uno y tres días después del inicio de la fiebre. Generalmente aparecen primero en el rostro y luego se extienden a otras áreas del cuerpo, como las palmas de las manos y las plantas de los pies. También pueden aparecer en boca, genitales y ojos.

La evolución de las lesiones planas a ampollas llenas de líquido claro o amarillento hasta la formación de costras se produce en unos 10 días, pero la eliminación completa de las costras puede tardar hasta tres semanas.

 ¿Es grave? ¿Se puede morir por la enfermedad?

Los síntomas desaparecen por sí solos en la mayoría de los casos en unas pocas semanas. Sin embargo, algunas personas pueden presentar síntomas más graves o morir, especialmente recién nacidos, niños y personas con deficiencias inmunitarias subyacentes.

Las complicaciones van desde infecciones cutáneas, neumonía, confusión e infecciones oculares que pueden provocar la pérdida de visión.

«En los últimos tiempos, entre el 3 % y el 6 % de los casos notificados han provocado la muerte en los países endémicos, a menudo en niños o personas que pueden tener otras afecciones. Es importante señalar que esto puede ser una sobreestimación porque la vigilancia en los países endémicos es limitada», indica la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

En el brote actual, hasta el 27 de mayo, no se habían reportado muertes. 

 ¿Existe tratamiento? 

No hay tratamientos específicos contra la infección por el virus de la viruela símica. Los síntomas suelen resolverse espontáneamente, sin necesidad de tratamiento.

La persona infectada debe evitar tocar cualquier llaga en la boca o en los ojos. Según OPS, es importante cuidar la erupción dejando que se seque si es posible, o cubriendo con un apósito húmedo para proteger la zona si es necesario.

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