Yo sí estuve en Miraflores en aquella tarde gloriosa del 13 de abril, en la que el pueblo capitalino en el orden de más de tres millones de personas de los sectores populares y otros 7 u 8 de todo el país, actuando en conjunto con los militares que sí creen en el Padre Libertador Simón Bolívar, rescataron al hoy comandante eterno Hugo Chávez Frías y lo restituyeron al Palacio de Miraflores.
Ya en el Salón Ayacucho, nos encontramos con muchos periodistas en su mayoría europeos. Con uno de los periodistas venezolanos, Rafael Monzón Marquina, me di un abrazo en aquellos momentos de alegría revolucionaria, fue entonces cuando uno de los presentes nos informó que el cuadro del Libertador estaba tirado en un rincón del salón.
Con su propia ayuda rescatamos el cuadro del Padre Libertador y lo pusimos en su sitio.
Había sido “tirado allí por los civiles fascistas y militares gorilas que iban a matar a Chávez. Me encontré también con la colega y coronela Marisela Arévalo, a quien conocí en 1990, cuando hicimos el curso de Corresponsales de Guerra, en el Fuerte Tiuna Fue precisamente Marisela Arévalo, quien nos mantuvo informados sobre los diversos acontecimientos. Nos habló de la posición de García Montoya, quien dijo que querían a Chávez sano y salvo. Fuimos testigos de las palabras del contralmirante Hernán Gruber Odreman, quien le manifestó a la coronela: “Dígale a William Lara que yo con 60 hombres y tres helicópteros, voy y lo rescató”.
Esto fue cuando recibimos la información de ella misma, de que a Chávez lo habían trasladado a Turiamo y luego a la Orchila. Ya pasadas las 12 de la noche del día 13, regresó a nosotros en el Salón Ayacucho la coronela Arévalo, quien nos entregó la nota original en la que el presidente Chávez escribió que él no había renunciado. Una de las secretarias del palacio, se encargó de imprimir una resma sobre la nota en cuestión y en minutos la supernoticia estaba llegando a las redacciones de todos los periódicos del mundo.
Con esta información se cayó todo lo que habían hecho los gorilas y la derecha pitiyanqui fascista. No podemos olvidar que todos los que estábamos presente comenzamos a cantar: “¡ Volvió, volvió, volvió!”. Así como a vocear la consigna popular que dice: “ El pueblo Unido jamás será vencido” y, fue entonces, cuando el Presidente Chávez hizo acto de presencia en el Palacio de Miraflores mostrando el Cristo.
Nos resta decir que ya en el alba recibí un abrazo de nuestro recordado José Vicente Rangel, con quién hice mis primeros pininos en el periodismo en el edificio Vanguardia en la entrada de La Pastora.