Qué lamentables las terribles cosas que están sucediendo en el planeta tierra cuando los hombres y mujeres que la habitan (en especial las y los más poderosos) hacen hasta lo imposible por vivir en el hogar global más inhumano que podamos tener.
Uno no sabe si reír o llorar cuando se pone a leer las reflexiones que hacían a finales del siglo XX algunos pensadores o teóricos sociales sobre el futuro de la sociedad postmoderna, en las que planteaban que a comienzos del siglo XXI se iban a estar creando las bases de una sociedad más equilibrada y responsable. Mentira, toda una gran mentira, hasta la llamaron la sociedad del conocimiento y la informática y, ¿qué hemos visto en estos últimos veintidós años? Invasiones, guerras, golpe de Estado, ilegales sanciones y criminales bloqueos.
¡Qué cosas con los futurólogos!, cuando no terminan de reconocer que es extremadamente difícil “pronosticar” lo que no ha ocurrido. Es convencerse con la fuerza de la realidad social de que no existe situación humana más compleja que vencer y controlar la incertidumbre, que hasta alarmaron al mundo con la bandera del más puro pragmatismo cuando aseguraban que estábamos viviendo el fin de las ideologías y que por lo tanto era ¡el final de la historia! Eso significa reescribir las nuevas épocas de una civilización basada en roles claramente diferenciados, sin doctrinas y pensamientos políticos dominantes.
Y, ¿qué está pasando en el mundo en estos momentos?. Pasa que los poderosos de la tierra no pueden ponerse de acuerdo para intentar vivir en un planeta más amigable, saludable, solidario y que permita establecer la cooperación entre todas y todos, sustentada en la justicia social y que las confrontaciones bélicas deben ser totalmente prohibidas y rechazadas por el derecho internacional público.
La humanidad entera tiene que unirse y luchar para acabar con una tríada de males que son propios de la inconsciencia y el egoísmo de los que más tienen: la desigualdad social, el hambre y la contaminación ambiental.
¿Cuál es el futuro de la humanidad cuando las guerras, sanciones y bloqueos son materializados sin pensar en los llamados daños colaterales sociales?
Hay que parar esta locura de los choques de poderes.
Politólogo