El socialismo del siglo XXI tiene la estrategia de llegar al poder por la vía electoral. Colombia fue el primer, más largo y fuerte caso de penetración comunista por la vía guerrillera. Solamente gracias a la “milagrosa” intervención de Álvaro Uribe, quien transformó la tradicional actitud de tolerancia frente a la guerrilla en una de frontal lucha contra las FARC y el ELN con su política de Seguridad Democrática, que se logró casi aniquilar las guerrillas, si no hubiese sido por los refugios fronterizas que les brindaban Correa y Chávez. Ante este estado de práctica aniquilación cambiaron de estrategia: crearon el discurso de la paz, lograron que un infiltrado llegase al poder y les regalase impunidad, elegibilidad y permanencia en el narcotráfico mediante un acuerdo de paz entreguista. Ese sería el primer eslabón para implantar el socialismo del siglo XXI en Colombia.
Alberto López Núñez / El Nacional
Ante este escenario casi triunfal el socialismo del siglo XXI no ha ahorrado esfuerzos para tomarse la joya de la corona de la democracia continental, Colombia. En su tradicional combinación de todas las formas de luchas ha activado los siguientes frentes: 1) judicial: politizando la justicia, 2) estratégico: al implementar la cartilla del Foro de Sao Paulo ha permitido la creación de un estado de opinión pesimista y desilusionado de la democracia, 3) electoral: al imponer la estrategia de engaño, al llevar Petro una campaña de negación de ser comunista, una estrategia de movilización de masas desencantadas y, como plan b, La organización de un fraude electoral que en última instancia lleve al poder al socialismo del siglo XXI.
Vemos ahora qué existe:1) la sumisión del liderazgo democrático ante la narcodictadura del farcsantismo implantada por la implementación de un acuerdo de paz ilegal e ilegítimo al ser rechazada por el constituyente primario en plebiscito. A esto me he referido innumerables veces y parece ser un hecho aceptado por unanimidad por el liderazgo democrático colombiano. 2) La inacción frente a la estrategia de fraude electoral del socialismo del siglo XXI. A lo cual me referiré sucintamente a continuación.
Ni siquiera la inercia complaciente del liderazgo democrático ha permitido que la democracia sucumba en Colombia. Ante la amenaza petrista que ha debido conformar un frente unido que lo confrontase el liderazgo democrático ha actuado como si estuviésemos en una confrontación normal entre dos estilos de gobierno en democracia, y no ante el peligro existencial de una lucha vital entre democracia o comunismo. Pero ni aún así el socialismo del siglo XXI se vislumbra triunfador en las próximas elecciones presidenciales, como no lo fue en las pasadas legislativas.
Entra pues el plan b del fraude electoral. He sido participante activo en advertir el peligro del fraude electoral del socialismo del siglo XXI. Desde hace una década he insistido en alertar sobre ese peligro. El difunto Antonio Nicolás Briceño y yo elaboramos en 2013 un dossier sobre la comprobación del fraude en Venezuela y cómo se podría realizar en Colombia, el cual fue entregado a un distinguido grupo de líderes políticos. En 2014 Luis Alfredo Ramos dirigió un equipo del cual formé parte que pretendía crear una estructura electoral para el CD entrenada en la prevención y detección del fraude. En las pasadas elecciones expertos venezolanos en fraude se ofrecieron a venir gratuitamente a asesorar a diferentes partidos sobre el tema, no fueron invitados. Es por ello que se consumó en las pasadas elecciones parlamentarias el gigantesco fraude reconocido por la gran mayoría de los colombianos, incluidos los líderes políticos.
Esto es lo que aterra: Cómo se reconoce que hubo un fraude, pero no se reacciona frente a este. Quién sabe cuántas curules en el Senado el Pacto Histórico las obtuvo por fraude en el preconteo, pero a esto se suman las 3 comprobadas que Vega les regaló mediante fraude en el escrutinio, de la noche a la mañana aparecieron casi medio millón de votos de la nada, hecho improbable, pero además prácticamente todos fueron para una sola lista, el Pacto Histórico, hecho estadísticamente imposible.
Pastrana lo advirtió pero ni siquiera su partido le hizo caso. El fraude a la vista de todo el mundo, con contrataciones a dedo nada menos que de Indra, empresa del gobierno español dominado por los socios social-comunistas del PSOE-Podemos del socialismo del siglo XXI, que a su vez usa el software de Smartmatic, empresa creada por el socialismo del siglo XXI para la realización internacional de fraudes, pero además que los elementos no cubiertos por ese contrato de Indra, estarían bajo otro contrato entregado a dedo a Gregg and Sons, empresa de los hermanos Bautista, socios de Juan Manuel Santos, quien fue (probablemente lo sigue siendo mediante testaferro) accionista de esta compañía, es un claro ejemplo de la “ marcha a la locura” brillante idea de la historiadora Barbara Tuchman.
El socialismo del siglo XXI logró dos objetivos con el fraude recién cometido:1) con 8 senadores regalados al socialismo del siglo XXI, se puede lograr una mayoría que ceda el poder al probable presidente Petro o impida la gobernabilidad de Fico (los 19 del Pacto Histórico, más los 14 de los Verdes, los 5 de las FARC y los 14 de los Liberales) y con unos 4-5 lagartos que se vendan al supuesto gobierno del socialismo del siglo XXI se haría mayoría, si no, 52 es un número suficiente para entrabar al gobierno de Fico. 2) Medirle el aceite al sector democrático, al ver que no actuaron con contundencia frente al fraude legislativo, que si con suerte se va a los casos de impugnación leguleya que se han realizado tradicionalmente , en 2026 estaría el Consejo de Estado fallando en derecho contra el fraude, cuando ese improbable dictamen ya no tendría efecto por la dictadura del socialismo del siglo XXI se habría implantado en Colombia.
Votaré por Fico de todo corazón y haré lo que sea posible por su triunfo, pero solo con la esperanza en un milagro, pues con lo sucedido le doy 70% de probabilidad al triunfo por fraude de Petro. Únicamente una reacción inmediata del sector democrático que en 60 días logre hacer lo que no hicieron en 4 años: tener 2 testigos por mesa bien entrenados en impedir el fraude, evitaría ese trágico panorama. Insisto, la esperanza es lo último que se pierde.