Desde que se conoció el rumor y hasta que se confirmó la información de la visita de la delegación estadounidense a Venezuela, bastante se ha especulado pese a la poca información que ha rodeado al evento.
A nuestro entender lo primero que hay que evaluar es quién gana y quién pierde como consecuencia de esta sorpresiva visita. Analicémoslo desde la perspectiva de los diferentes actores.
Maduro & Co. Definitivamente salen ganando, sea que la entrevista la hayan pedido ellos o los estadounidenses. En efecto, quien hasta el día de ayer era la personificación de Satanás, sancionado, por cuya cabeza los gringos ofrecen la bicoca de 15 millones de dólares es visitado nada menos que en Miraflores por los representantes de la potencia que apenas el día anterior acababa de renovar la declaración anual que certifica que Venezuela es un peligro para la seguridad de Estados Unidos.
Estados Unidos. Salen perdiendo. Habiendo ratificado que la Casa Blanca continúa reconociendo a Juan Guaidó como presidente interino, envían una delegación oficial integrada nada menos que por James Story, embajador oficial de ese país acreditado ante el interinato, quien ha sido confirmado por el Senado y que despacha desde Bogotá porque las relaciones bilaterales están rotas desde hace varios años. El señor Story, acérrimo vocero anti Maduro es acompañado por Juan González, quien es el principal asesor de Joe Biden (National Security Council) en temas de seguridad regional y por otra persona de apellido Carstens encargado de gestionar la liberación de los rehenes estadounidenses que, bien o mal, enfrentan cargos judiciales formulados por un gobierno que no reconocen. Además, se supone que vinieron a negociar petróleo a un país que ya no tiene saldos exportables libres. Bizarro por decir lo menos.
Guaidó y oposición. Salen perdiendo porque se comenta que no fueron notificados previamente ante la embajada de Guaidó en Washington acerca de lo que se pensaba hacer pese a ser el bando reconocido y apoyado por el gobierno de Estados Unidos. Para arreglar el asunto se afirma que luego de hablar con Maduro lo hicieron con la oposición en las personas de Guaidó y Blyde. Sea ello cierto o no, es evidente que el interinato quedó fuera como la guayabera. Deslucido.
Rehenes. Unos pocos salieron ganando en tanto fueron liberados. Quien perdió es la justicia venezolana que dejó bien en claro que estar a disposición de un tribunal no obsta en lo más mínimo para ser liberado, apresado o intercambiado, como una ficha política, etc. Es posible que quienes tienen concepto “revolucionario” de la justicia entiendan que así como en Venezuela se suelta un preso de un solo plumazo o una llamada “desde arriba”, en Estados Unidos para liberar al “diplomático” Alex Saab sujeto a una acusación penal federal se requeriría que Biden gire instrucción al Attorney General (Fiscal) o en su debido momento otorgue el perdón presidencial al interesado. Tales conductas son impensables en un país que reverencia la ley y de ser reveladas pondrían en letal peligro al presidente que -aun teniendo la atribución- las pusiera en práctica, menos aun cuando el próximo noviembre enfrenta elecciones legislativas de medio término que desde ya se le pintan feas.
Petróleo. El mismo ha tomado un protagonismo cuya efectividad es dudosa. Es cierto que Venezuela navega sobre una gigantesca cuenca petrolera pero la riqueza está bajo tierra y su extracción es apenas una fracción de lo que era hace algunos años. De lo que se extrae la parte principal está comprometida para pagar deudas y, de quedar algún sobrante, es apenas marginal. Por tal razón los precios de 120 dólares por barril Venezuela los verá pasar a su lado sin siquiera poder arañar la inesperada bonanza. Los especialistas señalan que transcurrirán meses o años hasta que puedan extraerse y exportarse barriles para hacer una diferencia.
A lo anterior agréguese el intempestivo viaje a Turquía de la señora que despacha desde la Vicepresidencia para encontrarse con el canciller ruso, Sergei Lavrov, quien estaba en ese país para conversaciones cruciales con su par ucraniano. ¿Será que Delcy le quiso contar el cuento de que “recibimos propuestas de los gringos pero somos aliados de Rusia” o que se trató tan solo de conversar sobre los rehenes y lo lluvioso que está el clima en Caracas? ¿O habrá convencido al ruso que vender petróleo al enemigo no es tan malo como parece? A lo mejor Lavrov – que solo lleva 19 años como canciller de Putin- se lo cree y así mismo se lo transmite a su jefe que, de inmediato, libera los reales que los “próceres chavistas” tienen guardados en Moscú.
En definitiva, para no hacer el cuento más largo, para Biden el resumen es petróleo mata democracia y para los que siempre creyeron que “todas las opciones están sobre la mesa” hoy se enteran de que una de ellas pudieron ser los “marines” pero hoy bien pudiera ser renegar de los principios otrora expresados y enterarnos de que nuestra Venezuela es tan solo una ficha cuyo movimiento se digita desde Moscú o Washington sin que Miraflores tenga ninguna vela en ese entierro.