No es sencillo recuperarse luego de años de crisis económica. Esos eventos causan graves perjuicios en toda la sociedad: por supuesto en la producción y el consumo, pero también en la salud, la educación, el sistema de justicia, la integración familiar, la pérdida de talento humano… Y cuanto más tiempo pasa es peor. Por eso, todos los esfuerzos que se hagan, desde todos los sectores, por parar rápido el deterioro y empezar a remontar la cuesta hacia la normalización resultan muy positivos..
En nuestro caso, la crisis económica se entremezcla con factores políticos. Ciertamente, esa crisis fue en parte generada por malas decisiones en el propio ámbito económico, como excesivo endeudamiento en época de “vacas gordas”, proyectos faraónicos en Pdvsa, multitud de inversiones grandes acometidas al mismo tiempo, corrupción a sus anchas… Y, más tarde, al empezar el declive, erróneas iniciativas para tratar de contener la inflación. Pero el enfrentamiento político extremo, antidemocrático, de eliminación del contrario a como diera lugar, empeoró todo.
El año 2017 marca un hito, al establecerse las “sanciones” más severas de parte del gobierno de Estados Unidos, una iniciativa cruel, que castiga con la penuria a la mayoría de los habitantes de una nación entera.
El reto ahora es tratar de salir de este laberinto, de manera pacífica y democrática. Las elecciones en Barinas son una buena señal: apuntan al camino de convivencia y respeto a la Constitución que se debe seguir si queremos reconstruir nuestro país. Los avances en la economía son alentadores, pero deben calibrarse con realismo pues faltan muchos miles de dólares en inversiones para hablar de una recuperación en firme: necesitamos estabilidad, garantías justas y ausencia de “sanciones”.
A veces se dice que la situación no es tan grave, pues quienes trabajan en el sector privado o por cuenta propia obtienen ingresos más soportables. Y que “solamente” quienes trabajan en el sector público se ven afectados. Supongo se piensa en que muchos realizan labores mejor remuneradas como complemento. No habría problema… Pero así se olvida, entre otros, a las educadoras y los educadores, desde los que laboran en pre-escolar hasta los de post-grado. ¿Cómo resuelven sin descuidar su profesión? Olvidarlos cuesta muy caro a cualquier sociedad.
@AuroraLacuev