22 de noviembre de 2024 9:47 PM

Padres primerizos: 7 errores y problemas comunes en la crianza

La paternidad es una de las aventuras más gratificantes, pero también de las más desafiantes en las que puede embarcarse un ser humano. Ser responsable de otra vida puede resultar abrumador y es común que el camino esté repleto de dudas. De hecho, los padres primerizos se ven especialmente afectados por el temor a la hora de educar.

Por: Espectador de Caracas con información de Mejor con Salud

Es necesario que sepas que los errores son inevitables. Nadie es perfecto y a lo largo de este trayecto fallarás en múltiples ocasiones. De hecho, existen ciertos ámbitos en los que la mayoría de padres y madres se encuentran con dudas y dificultades de forma frecuente.

No obstante, estar prevenido al respecto puede ayudarte a evitar ciertos contratiempos y a disfrutar al máximo del tiempo junto a tu hijo. ¿Estás preparado para descubrir algunos de los errores más habituales?

1. La rigidez: una característica común en los padres primerizos

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Uno de los errores más comunes que cometen los padres primerizos es ser extremadamente rígidos.

Ante la incertidumbre es normal que surja una tendencia a querer controlarlo todo para así evitar problemas. Por ello, los padres primerizos suelen caer en el error de mantener una actitud rígida respecto a la crianza.

Antes de la llegada del bebé, suelen establecerse una serie de metas y objetivos, por ejemplo: alimentar exclusivamente con lactancia materna, practicar colecho, mantener unas rutinas y horarios estables o no llevar al niño a la escuela infantil hasta que cumpla tres años.

Lo que sucede es que estos bienintencionados propósitos no siempre pueden cumplirse o terminan no siendo la opción más adecuada para la familia.

Es importante ser flexibles y estar abiertos al cambio; es decir, saber modificar la dirección sin que esto suponga una gran carga de culpa o sensación de fracaso. De la teoría a la práctica hay un largo trecho; por ello, no temas no poder cumplir con tus expectativas iniciales.

2. No saber poner límites

Es común que los padres primerizos reciban multitud de consejos de todas las personas de su entorno respecto a cómo deberían criar a su hijo. Por ello, es fundamental establecer límites para evitar que familiares y allegados se entrometan en las decisiones de los progenitores. Es vuestro hijo y vosotros escogéis cómo educarlo; aclarar esta premisa desde el inicio os evitará sinsabores y conflictos de pareja.

3. No contar con profesionales de confianza

Para criar a un niño se necesita ayuda, soporte y orientación, y es fundamental contar con profesionales de confianza a los que poder recurrir. Asegúrate de que tu pediatra se encuentre en tu misma línea de crianza y que esté disponible para responder tus dudas sin generarte culpabilidad o incomodidad.

Del mismo modo, existen otras figuras que pueden acompañarte en este proceso como las doulas, los psicólogos perinatales o las asesoras de lactancia. Estos profesionales están especializados en la etapa vital que estás atravesando y recurrir a ellos cuando los necesites puede cambiar drásticamente y de forma positiva el rumbo de tu maternidad.

4. Olvidar que la pareja es un equipo

Es frecuente que tras la llegada de un hijo la vida en pareja se vea afectada. El bebé requiere atención, tiempo y cuidados y los momentos de intimidad pueden escasear cada vez más. No obstante, es importante seguir cultivando el amor, fomentando la comunicación y recordando que el vínculo con el compañero también es una prioridad.

Del mismo modo, es común que el reparto de tareas y roles genere ciertos problemas y conflictos. En algunas familias, las madres se vuelcan completamente en el bebé y se hacen cargo de todos los cuidados, relegando al padre a un segundo plano. Sin embargo, este también debe involucrarse desde el inicio en la crianza y la pareja debe actuar como un equipo en todo momento.

5. Actuar sin definir una base sólida

Es cierto que el instinto es una buena guía en muchos momentos de la crianza, ya que indica un camino a seguir dictado naturalmente por las emociones de afecto y protección hacia tu hijo. No obstante, improvisar no siempre es la mejor alternativa.

Resulta muy positivo que ambos padres se pregunten desde un inicio qué tipo de progenitores quieren ser, que establezcan el estilo de crianza que quieren seguir y se preparen para aplicarlo. Así, sabrán cómo actuar ante momentos que supongan un reto y no tendrán que lamentar posteriormente una acción impulsiva que no está alineada a sus valores.

6. No favorecer una buena relación con la comida

Alimentos para bebés contaminados.
Favorecer una buena relación con la comida depende de los padres. No cometas el error de forzar a comer a tu hijo.

La alimentación es uno de los aspectos más problemáticos para los padres primerizos. En su afán porque el niño coma suficiente y coma de todo pueden cometer algunos errores que pueden perjudicar la relación de su hijo con la comida. Por ejemplo, sobrealimentarlo, forzarlo a comer cuando no quiere hacerlo o recurrir a chantajes o amenazas.

Esto puede derivar en sobrepeso, conflictos familiares y, paradójicamente, más dificultades con la comida. Por ello, es mejor permitir que los niños se autorregulen (ellos manejan bien las señales de hambre y saciedad) y centrarte en motivarles, crear platos llamativos y lograr que el momento de la comida resulte tranquilo, agradable y satisfactorio.

7. Mala gestión del sueño

Durante los primeros meses o años de la vida de un hijo, el descanso de los padres se ve afectado y puede reducirse tanto en cantidad como en calidad. Esto es inevitable, ya que los ritmos de sueño de los bebés son diferentes a los de los adultos y has de adaptarte. No obstante, ciertas prácticas pueden ayudar a que el sueño de toda la familia mejore:

  • Estableced turnos entre la pareja para que cada noche uno atienda al bebé y el otro pueda descansar.
  • Probad el dream feeding para alargar el sueño nocturno del bebé.
  • Cuando un infante se despierta llorando en mitad de la noche, no acudir a consolarlo genera en su cerebro elevados niveles de estrés que resultan tóxicos y muy perjudiciales para su desarrollo emocional presente y futuro. Evita hacerlo.
  • Practicar colecho o no es una decisión de cada familia; así como lo es decidir el momento de llevar al niño a su propia habitación. No obstante, es importante asegurarte de que esta transición no coincida con la etapa de la ansiedad por separación ni con el nacimiento de un hermanito.

No disfrutar de la experiencia: el mayor error de los padres primerizos

Pese a que cometer alguno de los anteriores errores puede asustar, sin dudas, el fallo más grande en el que pueden caer los padres primerizos es no disfrutar la experiencia por preocuparse en exceso.

No permitas que la incertidumbre o el temor empañen tus primeros meses o años junto a tu hijo. Si encuentras dificultades para gestionar las emociones derivadas de tu nueva situación, no dudes en buscar ayuda profesional.

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