Muchos textos sobre planificación estratégica (P Senge, M Porter) alertan sobre la forma decidir entre estas opciones. Por cuanto la presión a que estés sometido induce a decidir lo urgente en detrimento de lo contrario.
Igual citan el aforismo: “los problemas de hoy son originados en estrategias de ayer mal motivadas por la premura”.
La semana pasada fue notable en Venezuela por la diversidad de escenarios en materia política. Percibimos un clima más apremiado por temas urgentes que importantes.
Considero que en el momento político los asuntos de mayor jerarquía son las elecciones 21N y el diálogo en México. Los otros –judiciales y diplomáticos- deben colocarse en los justos espacios de la ley y motivar que desde allí se resuelvan, vigilando y respetando, por supuesto, las normas y los lapsos judiciales y las legales de las instituciones a quien corresponda.
La razón, que existe, en un nivel de conciencia y organización popular que va más allá del sistema democrático que permite que los temas-elecciones y diálogo- se puedan sostener políticamente sin afectar el ritmo que mantienen en la actualidad.
El tema económico siempre apremiante, hay que sostenerlo, pues demuestra que 28 meses de sanciones petroleras no han afectado para nada la estabilidad política del estado, sino todo lo contrario.
Se aprecia en el campo de la política de oposición, que al no lograr acordar otras estrategias y mantener las antiguas, que le lleven, bien participar en las elecciones o abstenerse tendrán el mismo final: un irrecuperable hendimiento.
Notorio que su política de negociación, ”pierde-pierde” que Ch Karras llama “toma y dame” no tiene ganadores. Y, a quien más favorece, es al Gobierno que tendrá una Asamblea con algunos toques de oposición. Estrategia que según Luis Vicente León “termina en la pulverización del liderazgo opositor, es un escenario que, por lo demás, yo lo veo muy mal”.