Por qué las defensas naturales de algunas personas son más eficaces que las de otras para combatir la infección por SARS-CoV-2 y evitar desarrollar un Covid-19 grave es un misterio que podría haber resuelto, al menos parcialmente, una investigación liderada por un equipo de científicos del MRC-University of Glasgow Centre for Virus Research, que revela por qué ciertos individuos son más resistentes de forma natural a una infección grave y cómo podría el coronavirus superar dicha resistencia en un futuro.
Por: Espectador de Caracas con información de 800 Noticias
Los autores del trabajo, que se ha publicado en Science, han encontrado que una versión de un gen denominado OAS1 es capaz de inhibir eficazmente al SARS-CoV-2; sin embargo, mientras que algunas personas pueden expresar una versión “prenilada” más protectora del gen OAS1, la versión del gen que expresan otros individuos no es capaz de detectar el coronavirus.
Una vez en el interior de las células humanas, los coronavirus se ocultan y se replican dentro de vesículas cubiertas por lípidos (grasas). La prenilación es un proceso que consiste en la adición de una sola molécula de lípido a una proteína, y esta diferencia es la que permite que el OAS1 prenilado identifique al patógeno invasor y “haga sonar la alarma” para poner en funcionamiento el sistema inmunológico.
Un gen que previene una infección grave por SARS-CoV-2
Los resultados del estudio mostraron una asociación entre la expresión de la versión prenilada del OAS1 y un menor riesgo de sufrir Covid-19 grave en los pacientes hospitalizados, lo que indica que forma parte de una respuesta antiviral protectora y que es probable que haya protegido a muchos de los infectados a lo largo de toda la pandemia.
Los investigadores comprobaron, además, que los pacientes con Covid-19 ingresados en el hospital y que presentaban la forma mala de OAS1 tuvieron una evolución clínica peor en comparación con los que expresaron la versión prenilada protectora del gen, ya que en ellos fue significativamente más frecuente una forma grave de la enfermedad, y tuvieron 1,6 más probabilidades de ingresar en la UCI o de fallecer.
Un dato curioso que descubrieron estos científicos fue que hace unos 55 millones de años se produjo la eliminación de este gen protector en los murciélagos de herradura, un animal al que se considera como presunto huésped del SARS-CoV-2, por lo que el virus no necesitó evolucionar para eludir esta defensa.
El profesor Sam Wilson, uno de los autores de la investigación, ha explicado: “Sabemos que los virus se adaptan, e incluso el SARS-CoV-2 probablemente se ha adaptado para replicarse en los reservorios animales en los que circula. La transmisión entre especies a los humanos expuso el virus SARS-CoV-2 a un nuevo repertorio de defensas antivirales, algunas de las cuales es posible que el SARS-CoV-2 no sepa cómo evadir”.
Y concluye: “Lo que nos muestra nuestro estudio es que el coronavirus que causó el brote de SARS en 2003 aprendió a evadir el OAS1 prenilado. Si las variantes del SARS-CoV-2 aprenden el mismo truco, podrían ser sustancialmente más patógenas y transmisibles en poblaciones no vacunadas. Esto refuerza la necesidad de monitorear continuamente la aparición de nuevas variantes del SARS-CoV-2”.
Con información de WebConsultas