La Virgen es siempre la misma: María, la única inmaculada, la mamá de Jesús. Ocurre que cuando se aparece suele hacerlo con distinto aspecto, siempre adaptándose al lugar y/o al testigo privilegiado en cuestión. Por esto tenemos morenitas, como la Virgen de Guadalupe o Montserrat, blancas y etéreas como Medjugorje o Fátima, y también con rasgos orientales, como nuestra señora de Akita; por poner pocos ejemplos. Pero es Una y Única. Aún cuando su figura nace de la imaginación de un católico, como es el caso de Nuestra Señora que Desata los Nudos, que jamás se le apareció a nadie sino que fue pintada por encargo y terminó convirtiéndose en la favorita del Papa Francisco.
Por: El Espectador de Caracas con información de La Nación
Resulta que un curita alemán de Augsburgo (en el estado de Baviera) tenía un familiar muy angustiado porque estaba al borde del divorcio de su esposa, a pesar de que ambos se amaban mucho. Se desconocen más detalles sobre el matrimonio, pero lo importante es que el sacerdote quiso regalarles una imagen de la Virgen que los acompañara en el duro momento y los ayudara a salir de él. Y se le ocurrió –brillante como el sol- una Virgen María que tomara en sus manos una cinta plagada de nudos que al pasar por Ella se deshicieran milagrosamente. El padre, entonces, (cuyo nombre era Hieronymus Ambrosius Von Langenmantel) visitó a un pintor que llevaba más de doscientas obras en su haber y que se llamaba Johann Melchior Georg Schmittdner. El año era 1700, redondito y simple a diferencia de los nombres recién citados. El cura le contó al artista la idea que tenía en mente, y el talentoso de Schmittdner la captó de inmediato y plasmó en un cuadro bellísimo que –tal como estaba destinado- le llegó a los parientes del sacerdote (y salvó su matrimonio, si es que quieren conocer el final de aquella historia). Pero el cuadro ayudó tanto y fue tan bien recibido por quienes pudieron verlo que se decidió donarlo al convento de las Beatas Vírgenes del Buen Consejo, siempre en Alemania. Y luego, a la Parroquia de Saint Peter am Perlach, donde (no existen las casualidades) había servido el curita del comienzo de la historia. Diosidades.
LA PASIÓN DE BERGOGLIO Y EL TALENTO DE UNA PINTORA AMATEUR
En la década del ochenta tan reciente, otro sacerdote -esta vez argentino- la visitó en Alemania Saint Peter am Perlach, y quedó tan pero tan enamorado de la Virgen que compró un montoncito de estampas con su imagen y se las trajo a la Argentina para regalárselas a sus amigos. Aquel sacerdote argentino se llamaba Jorge Mario Bergoglio, luego Cardenal y hoy Papa de la Iglesia Católica desde 2013. Y una de aquellas estampitas llegó a las manos de una economista con pasión por la pintura que con ayuda de una lupa decidió reproducir la bella imagen, pequeñísima, en un lienzo gigantesco. Detalle por detalle. ¿Su nombre? La doctora Ana María Betta de Berti. En total pintó cuatro reproducciones de la Desatadora de Nudos, incluso más grandes que la original de Alemania. Una fue destinada a la Universidad del Salvador, otra a la Parroquia San José del Talar (en el barrio de Devoto), la tercera al mismísimo Vaticano (mucho antes de que Francisco fuera Papa) y de la cuarta se desconoce el paradero porque estaba en la capilla dentro de Casa de Gobierno, que fue desmantelada durante el gobierno de Néstor Kirchner.
Existe también en nuestro país una escultura, una estatua 3D en la provincia de San Luis, situada en su capital en la que precisamente se llama Plaza de la Virgen Desata Nudos y entronizada en una glorieta al aire libre adonde suele haber procesiones con frecuencia. Porque acaso, ¿quién no tiene un doloroso nudo en su vida?
Hoy, entonces, la más cercana para su adoración –conmovedora hasta nuestras lágrimas- está en San José, en una hermosa iglesia, sencilla como el mensaje que transmite la imagen, ubicada en el barrio de Agronomía en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en la calle Navarro 2460. Y cada 28 de septiembre es su festividad anual.
ORACIÓN
Nuestra Señora que desata los nudos,
Tenemos la gracia de haber llegado hasta vos.
Esto nos da alivio, paz y esperanza;
Ante tu imagen nuestros corazones de hijos se abren
Para que nos dejemos bendecir y perdonar
Por Dios nuestro Padre lleno de ternura.
Como Madre ayúdanos a disipar todo temor
Para continuar en el camino.
Madre, desata nuestros nudos
Y no nos sueltes de tu mano.