El pasado 6 de agosto fue decretada una nueva reconversión monetaria, la tercera desde 2008. Según ella, lo que era un millón ahora será un bolívar, así que hay que quitarle seis ceros a las cantidades que paguemos o cobremos.
Por supuesto que es más práctico para todos el manejo de cantidades más pequeñas, fáciles de recordar y de calcular. En la vida real, ya la gente le había quitado tres ceros y hablaba de miles en vez de millones. Si hay efectivo claro que es más conveniente para llevarlo en la cartera y pagar, por ejemplo en el transporte. La contabilidad de los negocios también será más sencilla. Esa es la cara favorable de reconvertir.
Por otra parte, que el valor del bolívar sea una millonésima parte, nos dice hasta dónde nos han llevado la hiperinflación y la devaluación hijas de la terca equivocación del poder y patético retrato de la caída de nuestra economía pública, privada o personal.
En 2008 le quitaron tres ceros, y mil bolívares se convirtieron en un bolívar fuerte. En 2018, le quitaron cinco ceros y cien mil bolívares fuertes se convirtieron en uno soberano y hoy hace falta un millón de esos para uno solo de los nuevos que vaya usted a saber qué nombre le pondrán. Eso quiere decir que para un bolívar de los que ganábamos y pagábamos hace trece años apenas, harían falta Bs.100.000.000.000.000 de los actuales. Una cosa dificilísima de imaginar y dudo que comparable con lo que cualquier país del planeta haya vivido. Sin cambios en serio ¿Cuánto durará ese valor?
Es así como nos hemos empobrecido todos..
Que se nota más movimiento en el comercio, cierto. También que los precios acentúan las desigualdades. Que hay más importaciones pero salvo en ciertos rubros, la producción interna no ha crecido. Hay más productos en los anaqueles, pero menos gente comprando y son mayores las diferencias en oferta y demanda según las regiones y sectores. Las importaciones hacen falta sobre todo cuando son de insumos y materias primas, también en ciertos bienes terminados. Pero no nos engañemos, generan puestos de trabajo y riqueza en otros países.
Ya nadie se ocupa de fuertes o soberanos, ni saca sus cuentas en esas “expresiones monetarias” como llama el decreto 4553 al viejo y maltratado bolívar. Cualquiera cobra y paga en dólares, que de facto se ha convertido en unidad monetaria nacional. Cruel ironía para una revolución denominada bolivariana.