Cuando uno lee a los consecuentes y monotemáticos escritores antimaduristas no se sabe qué posición emocional tomar: o reírse de lo que escriben, molestarse por la barbaridades que expresan, o decir: “hay que dejarlos tranquilos, pues no saben lo que escriben”.
Además de esta triada de opciones que el lector o lectora puede asumir al leer a los críticos antimaduristas, hay algo que la gente tiene claro: no saben o no pueden escribir de algo que sea diferente a su obsesión antimadurista o su evidente y notorio odio al presidente Nicolás Maduro, que les impide escribir, por ejemplo, en contra del imperialismo estadounidense, o sobre el autoproclamado y todos los desastres que ha hecho en los últimos dos años, o pronunciarse sobre las sanciones y bloqueos.
Estos temas no agradan a los obsesivos y prepotentes escritores antimaduristas porque perderían a sus fieles lectores, ya que entre ellos mismos tienen como una especie de “competencia interna” para demostrar cada uno por su lado quién es el más ruidoso escritor antimadurista. Viven cazándose mutuamente para ver quién escribe el artículo de opinión más despiadadamente critico en contra de los que ellos llaman en sus elucubraciones filosóficas el madurismo. El gran propósito existencial de sus vidas es hablar mal del gobierno, hasta lograr su destitución.
Y por supuesto que no les importa el cómo destituirlo ni quiénes lo van a sustituir, (hasta creen ingenuamente que la derecha les va a llamar a cogobernar) ya que su odio es extremadamente visceral y radical.
Pero además tienen una particular característica: son muy echones, unos críticos hipersensibles que no aceptan que los critiquen y se convierten en verdugos y burlones en contra de los que se atreven a cuestionarlos. Se creen escritores perfectos, que tienen miles de títulos universitarios con varios doctorados.
El antimadurismo tiene ocho años diciendo que Maduro tiene sus días contados, que no pasa de mañana y es bien triste que sufran de ese reduccionismo epistemológico en el campo de la política y se olviden de que hay una Venezuela cansada de la diatriba política y de tanta traición a la patria, cuando la gente lo que quiere es la solución de sus problemas.
Politólogo.
