21 de noviembre de 2024 9:32 PM

Gonzalo Oliveros Navarro: Doble connotación

Esa pudiere atribuírsele en materia política a la expresión “vuelta al ruedo”.  Una de ellas sería que, tras una jornada exitosa, el político se pasea por todas las zonas de su quehacer habitual para recibir de sus compañeros y la ciudadanía en general, el reconocimiento por un sonoro triunfo que hubiere obtenido. La otra, -nadie lo dude- deriva del retorno a la actividad luego de que por algún motivo se hubiere producido una suerte de retiro. Eso acaba de ocurrir en Venezuela.

Gonzalo Oliveros Navarro

@barraplural

Luego de varias jornadas en las cuáles la abstención fue la decisión que de una u otra manera se acogió a los efectos de enfrentar el proceso que se desarrolla dentro de las fronteras, buena parte de la dirigencia política que había decidido no participar en evento alguno desde el año 2017 decidió retornar a él y lo hace en situación de extrema dificultad. 

Por una parte, las condiciones internas del país han variado dramáticamente en estos tiempos, a pesar de que en determinados lugares –burbujas- pareciere que todo ha mejorado. Por la otra, un buen porcentaje de los electores posibles forman parte de la diáspora que por el mundo se encuentra y finalmente, nadie lo dude, en otra porción de la sociedad la abstención, si bien no llegó para quedarse, permanecerá por buen tiempo hasta que ellos consideren perfectas las condiciones que permitan el ejercicio ciudadano. A ese entorno se enfrentan quienes han decidido retornar al ruedo. 

Sin duda alguna que las dificultades que habrán de enfrentar grandes son. El “fuego amigo” sin duda que arreciará,  unas veces por haber modificado la posición y otras por haber adoptado la decisión por via de mayorías que no de unanimidad. Lo cierto es que lo decidido así queda y en consecuencia los ciudadanos –esos a quienes va dirigido el accionar de los políticos- alguna decisión deberán adoptar.

En retrospectiva, es lo cierto que  que en estos últimos ocho años la dirigencia política ha adoptado distintas estrategias  -unas más exitosas que otras – para enfrentar el proceso de destrucción que ocurre en el país, pero es lo cierto que la mayoría de  quienes han liderado el actuar frente al  madurismo gobernante,  quietos nunca se han quedado.

El país requiere construir consensos que permitan salir de la crisis en la que estamos, esa que tiene a una gran mayoría en el interior de nuestra tierra bajo grandes padecimientos y a esa otra gran mayoría de quienes afuera nos encontramos, tratando de avanzar en el empedrado camino del destierro. Corresponde al liderazgo esa función y a los ciudadanos acompañarlos en la misma. No nos queda otra.  

Quienes hemos vivido en la provincia sabemos de la importancia de las elecciones municipales, aun con las limitaciones legales que existen y las políticas que se nos han impuesto. Un alcalde, concejal  o gobernador cercano a los problemas de la comunidad es mucho mejor que uno designado desde una alta oficina caraqueña. Esa fue una conquista que no se olvida y que siempre es necesario reivindicar.

 La decisión de participar en los próximos comicios de noviembre permitirá, a quien pueda hacerlo, participar -aun absteniéndose- con la particularidad de que esta última actitud en la actual condición normativa venezolana aunada a la disposición anímica de quienes ella asumieron de manera permanente -relativa a la pasividad- lamentablemente nada aporta para recuperar o mantener la instancia primaria de comunidad que es el municipio. En esas condiciones, guste o no, queda el voto como herramienta, aún cuando a posteriori el resultado sea desconocido pues –como ya es sabido- intervención militar de terceros,  no habrá.   

 La dirigencia política ha vuelto al ruedo para competir. De éllos y de los electores dependerá que lo hagan en noviembre para celebrar.   

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