No me refiero al esfuerzo quijotesco de un hijo de la Universidad de Columbia, Calixto Ortega Sánchez, presidente del Banco Central de Venezuela, por estabilizar y darle credibilidad a nuestra moneda de curso legal, tema para los economistas pero que cualquier hijo de vecino puede presagiar.
Me refiero a una de las iniciativas más estrambóticas llevadas a cabo por la “revolución chavista” (que de bolivariana no tiene nada), fue la de contratar a unos supuestos científicos cuyos nombres nadie conoce, para la elaboración computarizada de un retrato del Libertador, derivado de la profanación de los restos del padre de la patria. Al margen del acto macabro a cuya cabeza estuvo el mismísimo fallecido presidente Chávez, no deja de sorprender a los historiadores el descaro de como pretenden utilizar supuestos estudios científicos para desfigurar el verdadero rostro del libertador con el fin de utilizar su imagen con propósitos partidistas.
De noviembre de 2019 a marzo de 2020 se llevó a cabo en el Museo Nacional de Colombia una exposición internacional de pintores en tiempo de la independencia. La muestra exhibió obras de tres artistas José Gil de Castro, Pedro José Figueroa y José Maria Espinosa, quienes por separado pintaron o dibujaron la figura del Libertador. Dicha exposición gracias a la tecnología puede visualizarse en la página web o de YouTube del Museo Nacional de Colombia. Basta con observar esas obras elaboradas en vida del Libertador y en presencia de él, para concluir que el retrato de la computadora no se parece en nada a las obras que sobre su figura fueron pintadas por estos artistas. A simple vista el Bolívar digital exhibe una pronunciada papada que dada la contextura física del Libertador, esta lejos de haberla tenido. Es más, ni siquiera las descripciones más detalladas que sobre el rostro de Bolivar hicieron quienes lo conocieron, entre ellos José Antonio Páez en su autobiografía, y Fanny Du Villars, mencionan lo gordo que aparece en el rostro de la computadora.
Tan es así que el propio Diosdado Cabello ha reconocido implícitamente que la figura de la computadora no es la de Bolívar. En efecto, en su último programa transmitido por el canal del estado VTV, de fecha miércoles 25 de agosto, en respuesta a Enrique Aristigueta Gramko quien cuestionó en un tweet, al Bolívar del Photoshop, diciendo que: “Si algún personaje de nuestra historia fue retratado en vida, desde sus 16 años, fue el Libertador, para que vengan estos acomplejados a poner en los billetes, la falsa imagen de un Bolivar zambo”.
Cabello contestó manifestando que los dibujos que pintan los niños sobre Bolívar aun cuando no se parecen a él, no quiere decir que no sea Bolívar. Es, dice Cabello, “el Bolívar de cada niño”. Con ello reconoce que el Bolívar de la computadora no es el auténtico. Ese Bolívar es el de ellos los chavistas, quienes al pretender crear una supuesta nueva Republica han tenido la osadía antihistórica de modificarle el rostro verdadero a Simón Bolívar.
Con ocasión de la impresión en los nuevos billetes del Banco Central de Venezuela, todos con el rostro del Simón Bolívar desfigurado, los venezolanos debemos ser conscientes de que esa imagen no es la del auténtico Libertador sino el de un simple dibujo mal hecho de su rostro. Creo que hasta un niño lo pintaría con más exactitud. Desde este punto de vista, si no fuera por el propósito sectario y excluyente que en el fondo subyace en esa versión sobre el rostro del libertador, la iniciativa no sería censurable. Pero al pretender mostrarlo en una forma totalmente distinta al auténtico y colocarlo en las oficinas públicas quitando las réplicas de los pintores de la época, es un acto de desprecio histórico, por decir lo menos, que dista mucho de lo debe significar Simón Bolívar como símbolo de unidad de los venezolanos y latinoamericanos.