Cada semana se me hace más difícil escribir estas líneas. He abandonado la permanente originalidad que deberían tener y, definitivamente, no me importa ser repetitivo. Es decir, me estoy convirtiendo en plagiario de mí mismo lo cual es necesario en este tiempo. Los problemas más graves día a día. El régimen no reacciona en la dirección correcta. Cerca de 7 millones de compatriotas están fuera del país por diversas razones, pero todos buscando nuevas y mejores oportunidades para crecer y desarrollarse.
Parece una exageración, pero lo cierto es que según las cifras de los organismos mundiales, estamos superando a Siria en materia de migración y aquí, en el continente americano, hemos batido todo lo vivido hasta ahora. Los problemas del Oriente Medio son conocidos. Entre otros las prolongadas guerras dentro y fuera de cada una de esas realidades y la ideologización prácticamente religiosa de la mayoría de los conflictos. Aquí en Venezuela la realidad es muy distinta. Más de dos décadas ha sido tiempo más que suficiente para enfrentar con firmeza a un régimen ideologizado hacia el socialismo comunistoide, pero desarrollado con ineficacia extrema y grados de corrupción superiores a todo lo vivido en nuestra historia. Para el día de hoy no solo está en proceso de liquidación total la vida en libertad, sino también la existencia misma de la familia como núcleo básico de la existencia nacional.
La Conferencia Episcopal Venezolana y, en general, algunos de los voceros más calificados de la Iglesia Católica, han planteado la necesidad de refundar la República a conciencia de que para lograrlo el régimen de Maduro Moros tiene que desaparecer. Esa es la síntesis de la tarea que tenemos por delante. Los voceros del Episcopado están haciendo un llamado a los venezolanos para que definitivamente despertemos y nos rebelemos. Hay caminos variados para alcanzar el objetivo, pero lo cierto es que lo electoral está fuera de nuestra consideración por ahora. Esa es la zanahoria del régimen para ganar tiempo y seguir usando el garrote contra la oposición verdadera.
¿Qué estamos esperando? Se han realizado varias consultas nacionales y la voluntad de la nación es clarísima. El resultado de las mismas fortalece el apoyo de la comunidad internacional y motiva en la dirección adecuada a factores fundamentales para la liberación nacional. Me refiero, entre otros, a las comunidades universitarias, a los empresarios y trabajadores y también a importantes cuadros de las fuerzas armadas que están en expectativa vigilante con relación a cuanto ocurre.
Si la idea es refundar la República, deberíamos considerar con seriedad ir a un proceso constituyente serio e inclusivo. Es la hora.