23 de noviembre de 2024 11:00 AM

Ángel González: Perspectivas del diálogo

Otra vez, los dirigentes políticos de Venezuela decidieron sentarse en una mesa de negociación para ver si encuentran un camino de regreso a la política y una eventual ventana de salida a la crisis económica y social que vivimos todos los venezolanos. Lo hicieron obligados, básicamente, porque el juego está trancado. Ni la oposición pudo derrocar a Maduro, que ha sido su empeño y su sueño, ni el Gobierno ha podido sortear la máquina de asfixia económica impuesta por EEUU, claro padrino y mentor de la oposición.

La gente mira el diálogo con recelo porque las experiencias previas generan la previsión de que, en cualquier momento, todo se puede venir abajo. Pero, al mismo tiempo, estoy seguro de que la gran mayoría de la población espera que los políticos lleguen a un acuerdo, que definan unos términos que permitan que el país regrese a la normalidad política, o al menos a una “nueva normalidad” que mejore la vida de todos.

Creo que todo el mundo tiene claro que sin el retiro, o al menos flexibilización, de las sanciones aquí no habrá recuperación económica. Y eso solo se daría en dos escenarios: que haya un cambio de gobierno, que es lo que quiso y no pudo lograr violentamente la oposición; o que se logre un acuerdo con EEUU que intercambie sanciones por acciones políticas.

Esto significa que el Gobierno debe hacerle concesiones a la oposición y esta también debe ceder y comprometerse. No es fácil entender o aceptar esto, ya que hemos vivido años bajo la enferma lógica política del desconocimiento del otro. Pero la realidad es que no existe otra salida. Mientras esto no ocurra, iremos de mal en peor.

Un escenario ideal sería que la oposición acepte que Maduro es el presidente hasta 2025, se comprometa a participar en todas las elecciones que vienen, y solicite a EEUU que retire las sanciones. Por su parte, que el Gobierno libere a todos los presos políticos, retire las inhabilitaciones a los dirigentes y gestione la restauración de los partidos opositores. Una herramienta útil está en la Constitución: podrían acordar un referendo revocatorio en 2022, sea por convocatoria ejecutiva o por recolección de firmas. Claro está, serían necesarias todas las condiciones anteriores. Reconstruir las reglas del juego.

Por lo menos han dado un primer paso al sentarse en la misma mesa, lo que implica el reconocimiento mutuo. Ojalá estén a la altura.

@angelgonzalezvn

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