El pasado martes, a instancias de una organización venezolana, una muy prestigiosa abogada zuliana radicada en Bogotá –la doctora Flor Avila Hernández- hizo una presentación virtual sobre el tema del Estatuto de Protección que el gobierno del señor Presidente Duque implementó en Colombia. Luego de élla, la misma devino en un conversatorio en el cual varios de los presentes -dedicados en distintas partes del mundo a la atención legal y humanitaria de los migrantes venezolanos- coincidimos en una idea central y primigenia, que nuestra decisión de migrar sea inteligente y por ende ordenada.
Gonzalo Oliveros Navarro
@barraplural
No es la primera vez que sobre eso escribo y seguramente no será la última pues lo creo de capital interés y, por la coincidencia que tuvimos quienes intervinimos en dicho conversatorio, pertinente es rescatar ideas y conceptos expresados en el mismo.
Desde México, una venezolana dedicada al tema manifestó su preocupación por la situación que está observando de connacionales que a ese país llegan en situaciones muy calamitosas, con la esperanza de atravesarlo, llegar a su frontera norte y cruzar esta para arribar a territorio norteamericano. Ocurre sin embargo que una cosa es lo que se quiere y otra que se pueda.
Según se nos informó, las autoridades migratorias mexicanas son supremamente estrictas, sino arbitrarias, y lamentablemente nuestra presencia, la de nacionales cubanos y nicaragüenses en particular, pareciere no está siendo bien vista. Adicionalmente el trayecto por tierra desde la frontera con Guatemala para atravesar todo el país, dadas las condiciones en las cuáles nuestros connacionales están llegando al país de Benito Juárez, hace muy complicada nuestra presencia, con riesgo inclusive de vida pues ponemos estas en manos de personas que inclusive pudieren estar incurriendo en prácticas delictivas violatorias de legislación interna y hasta convenciones internacionales.
Si a eso sumamos que los Estados Unidos de América, a pesar de ser una nación de migrantes, tiene un sistema muy estricto de asilo y de hecho está tratando que el mismo se implemente fuera de sus fronteras, observaremos que el panorama no es el mejor.
Adicionalmente al caso mexicano, quienes hacemos vida en Colombia algunas explicaciones dimos a los asistentes complementarias de las que realizó la expositora, respecto de las complicaciones de la vida en este país que implican para quienes llegamos como migrantes en nuestra actual condición empezar de cero nuestra vida pues –para la gran mayoría de quien sale- dada la situación económica interna de Venezuela, cualquier propiedad que allá se venda en muy poco afuera ayudará por una parte y por la otra, los estudios, títulos y experiencias venezolanos poco valor tienen, mientras no sean convalidados, aún cuando ciertamente se han producido excepciones, las cuáles eso son. Esto que describo, puedo afirmar que ocurre de manera similar en Perú y Ecuador pues con venezolanos que atienden migrantes en esos países, eso hemos concluido.
Lo señalado nos permitió arribar en la citada exposición-conversatorio a varias conclusiones: i.- Trate de quedarse en la ciudad de Venezuela donde viva; ii.- Si éllo no es posible, migre internamente a otra parte del país donde crea que sus habilidades puedan ser mejor aprovechadas; iii.- Si decide migrar hacia el exterior, estudie concienzudamente el país y la zona de este donde aspira instalarse; iv.- Olvídese de lo que en Venezuela era, eso atrás quedará. V.- Prepárese a emprender.
Los venezolanos –en cualquier parte del mundo donde nos encontremos- tenemos una tarea pendiente, rescatar la democracia y la libertad. Solo cuando la hagamos dejaremos de migrar y buena parte de quienes afuera estamos, retornaremos al país. Nos corresponde entonces que cada uno de nosotros -donde esté- ponga de su parte para realizarla.