Con la comercialización de los servicios de internet y la llegada de dispositivos electrónicos cada vez más sofisticados, surgió una nueva modalidad de acoso y agresión, que consiste en la utilización de tecnología para amenazar, criticar o avergonzar a otra persona. El acoso cibernético representa un modo de violencia que afecta de forma amplia al individuo que resulta víctima en el proceso; por lo que constituye un problema conductual que conlleva daños emocionales derivados de la ridiculización, las amenazas, los chantajes y la intimidación, así como daños físicos asociados a conductas suicidas derivadas de impacto directo en la autoestima y la condición anímica del individuo afectado.
Por: El Espectador de Caracas con información de 800Noticias
Con la aparición de dispositivos inteligentes y el apogeo de las redes sociales, el acoso cibernético se ha convertido en la forma de acoso más persecutoria. Esto se debe a que la agresión no solo se limita a un ambiente o espacio específico en la vida de la persona, sino que trasciende a todo los ámbitos de su vida social, laboral y académica según sea el caso. A pesar de esto, aún no se ha explorado en toda su magnitud el impacto que tiene este tipo de violencia en la salud física y emocional, pero si se ha demostrado un efecto directo en la salud mental. No obstante, la mayoría de los padres de adolescente y niños desconocen acerca este tipo de abuso, ya por lo general es más fácilmente disimulado, pues en sí mismo no implica contacto personal entre el agresor y el agredido.
Ahora bien, ¿qué individuos son más vulnerables y más propensos a sufrir este tipo de acoso? Las personas más aisladas o introvertidas, aquellas que muestran menor interés en conocer y relacionarse con sus compañeros e individuos procedentes de núcleos familiares caracterizados por una pobre cohesión entre sus miembros. (1) Es decir, aquellos que de forma general carecen de un grupo de apoyo firme que les permita desarrollar la autoaceptación, el amor propio y una buena autoestima; o bien, contrarrestar el efecto destructor de las críticas y agresiones de parte de otras personas, independientemente de la forma.
Las influencias negativas del uso inapropiado de la tecnología, derivadas de aquellos hábitos que incluyen conductas de agresión y violencia, dependencia y adicciones, son un fuerte contraste a las numerosas e innegables ventajas propias de las TICs. Así lo explica un meta-análisis realizado en 2017, en el cual se describen las consecuencias de la mala utilización de las redes, dispositivos inteligentes y otros tipos de tecnología. El estudio arrojó que el uso inapropiado de estos recursos afecta los patrones de sueño, hábitos alimenticios, socialización e incluso se ha relacionado también con adicción a las propias redes sociales. Además, las redes sociales se han convertido también en la plataforma de contacto ideal para la comercialización de drogas ilegales y el ciberacoso, lo que representa otro punto negativo entorno a esto. Los autores del meta-análisis concluyeron que es necesario que los profesionales de la salud diseñen estrategias de prevención y promoción para la salud que, junto con las familias y educadores, potencien otras aficiones, se estimule la comunicación presencial y se aprenda a utilizar adecuadamente las redes sociales. (2)
Por otro lado, ¿en qué difiere el acoso cibernético de otros tipos de acoso? La principal diferencia es que el acoso cibernético no requiere de contacto físico, aunque se han descrito casos en los que el ciberacoso se realiza en combinación con otros tipos de agresión. Otra de las diferencias importantes es que el “bullying” cibernético se realiza comúnmente desde anonimato, lo cual dificulta la identificación de los agresores.
Cabe destacar que este tipo de agresión no solo implicar criticar o intimidar, incluye también el chantaje y la divulgación de información de la persona con fines de ridiculizar. Es importante tener sumo cuidado con este tipo de prácticas y ser vigilantes, pues como no suele haber evidencias físicas de agresión, las personas abusadas “sufren calladas”. Esto último potencializa el riesgo de suicidios entre los jóvenes que son acosados, tomando en cuenta que es la población que se encuentra en mayor riesgo de sufrir acoso. Además, como en el ciberespacio la víctima es un “blanco fácil” en todo momento, las agresiones se vuelven constantes. Estas particularidades del acoso cibernético hacen que el agredido se sienta incapaz de predecir y controlar los ataques, lo que genera ansiedad y miedos.
La tecnología está en todo lo que nos rodea y cada vez adquiere más importancia en nuestro diario vivir, es deber de todos hacer uso responsable de las mismas. Pero, aún más importante, es la salud mental de las personas. Como futuros profesionales de la salud tenemos la obligación proteger, promover y respetar todos los derechos humanos y las libertades fundamentales. Cada persona tiene el derecho de vivir de forma independiente y ser incluida en la comunidad. Esto incluye el respeto a sus particularidades sin ser objeto, de manera generalizada, de discriminación, estigma, prejuicios, violencia, abusos, exclusión social y segregación, independientemente de si se utilizan medios tecnológicos o no.