El humo de los incendios forestales en Brasil y Bolivia afecta gravemente la calidad del aire en varias zonas de Suramérica, en muchos casos producto de la deforestación o la quema no controlada de tierras para la agricultura o el ganado, así como las sequías prolongadas.
El mayor bosque tropical del planeta, la Amazonía, enfrenta una sequía extrema que ha dejado a varios ríos en sus niveles más bajos en la historia y ha aislado a decenas de comunidades rurales.
El Gobierno de Brasil informó este martes que unas 6.718.025 hectáreas de la Amazonía brasileña han sido arrasadas por los incendios desde que comenzó el año, lo que supone un 1,6 % del bioma.
El dato, que comprende el periodo entre el 1 de enero y el 1 de septiembre, se acerca a las 9.186.000 hectáreas de superficie del ecosistema quemadas en todo 2023, de acuerdo con el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales.
La Amazonía brasileña ya suma 63.189 focos de incendio entre enero y agosto de este año, el doble de lo registrado en el mismo periodo de 2023.
Con información de EFE
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