El luchador cubano Mijaín López entró en la historia al convertirse este martes en París en el primer deportista que consigue una quinta medalla de oro consecutiva en la misma prueba en unos juegos olímpicos.
López, a punto de cumplir los 42 años, se proclamó ganador en lucha grecorromana, categoría de 130 kilos, al derrotar por 6-0 al chileno de origen cubano Yasmani Acosta, amigo suyo y compañero de entrenamientos en el pasado.
El que posiblemente sea el mejor luchador de la historia estableció un récord que va a perdurar durante mucho tiempo en el deporte olímpico, ya que solo para igualarlo hacen falta al menos dos decenios interrumpidos en lo más alto de la élite de un deporte.
El cubano tuvo el apoyo del entregado público del Arena Campo de Marte, que le recibió con una ruidosa ovación e, igual que ayer, coreó repetidamente “López, López”, con el afán de presenciar en directo el establecimiento de un récord histórico que seguramente perdurará durante mucho tiempo. López basó su victoria en dos pasivos pitados a Acosta, uno en cada mitad del duelo, que supo explotar con llaves adicionales, para sellar un triunfo que siempre pareció estar a su alcance.
Al terminar el combate, el cubano levantó entusiasmado los brazos al cielo y dio la vuelta al tapiz central, escenario del duelo, entre el delirio de los espectadores y luego abrazó a su entrenador, lo levantó en vilo y lo llevó al suelo sobre el tapiz.
Después, Miajín López se dirigió al centro del tapiz, lo besó y procedió a quitarse los botines de lucha, que dejó allí, un gesto tradicional de los luchadores tras su último combate.
“Hoy se cumplió un sueño”, confesó después en declaraciones a la prensa, en las dijo que “fue una final bonita, histórica, en la que dos cubanos se enfrentaron por primera vez una final de lucha”. López dedicó el triunfo a todos “los que me apoyaron para lograr este resultado”.
“Las zapatillas que me llevaron a tener este resultado se quedaron donde tenían que quedarse, en el colchón”, explicó López, quien señaló repetidamente su “contento” y “alegría” por su histórico triunfo. “Me siento contento y orgulloso de ser cubano (…) de haber llevado esas medallas a Cuba”, añadió.
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