El estómago es el centro del sistema digestivo, aquel que nos permite degradar los macronutrientes presentes en los alimentos para así obtener unas moléculas bioasimilables que puedan ser captadas por nuestras células, consiguiendo así tanto energía para mantener sus funciones fisiológicas como materia para regenerar los órganos y tejidos del organismo.
Así pues, el estómago, localizado en la cavidad abdominal y consistiendo en un órgano hueco de naturaleza muscular, dispone de unas paredes que contienen unas células que producen enzimas digestivas y ácido clorhídrico para conseguir, además de matar a prácticamente todos los microorganismos, que los alimentos sólidos se conviertan en líquidos, pasando entonces a los intestinos para su absorción.
Pero no debemos olvidar que, al tratarse de un órgano tan complejo a nivel tanto fisiológico como anatómico, el estómago es susceptible de desarrollar muchas patologías. De ahí que las enfermedades estomacales sean unas de las que tienen mayor incidencia. Y de todas ellas, hay una que es especialmente relevante a nivel clínico: la enfermedad por reflujo gastroesofágico.
Tratamiento
Evita alimentos y bebidas que causan reflujo
El café, el alcohol, los fritos, los alimentos grasos, los productos picantes, las bebidas con gas, el chocolate, la menta, el ajo, la cebolla y la salsa de tomate son alimentos que irritan la mucosa del estómago y que, por tanto, favorecen el reflujo. Por tanto, si tenemos problemas de ardor, debemos reducir su consumo.
Mantén un peso saludable
Como hemos dicho, el sobrepeso es uno de los principales factores de riesgo del reflujo gástrico, pues hay una mayor presión sobre el abdomen que, a su vez, empuja el estómago hacia arriba favoreciendo que el ácido circule en dirección al esófago. Si crees que esta puede ser tu situación, es importante que, en la medida de lo posible, intentes recuperar tu peso óptimo. Te dejamos esto por si puede ser de tu ayuda.
Deja de fumar (o no empieces)
El tabaquismo es uno de los principales factores de riesgo detrás del reflujo gástrico, pues fumar hace que se reduzca la presión sobre el esfínter esofágico inferior, aquel que impide que el ácido fluya en dirección al esófago, al ser una válvula entre esófago y estómago. Como se reduce la presión, es más sencillo que se produzca este reflujo. Por ello, es importante que si fumes lo dejes y si no fumas, que no empieces.
Con información de MedicoPlus
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