Oscar Bravo
En estos momentos de la dinámica política venezolana hay una noticia política que está llamando muchísimo la atención y todo por una curiosa y sospechosa propuesta o solicitud que viene dada por un personaje político de la derecha nacional o ¿payaso político? cuando el autoproclamado, el eterno presidente interino, el vitalicio diputado por continuidad administrativa, el presidente legítimo sin haber sacado un solo voto, el sin pueblo y dueño de otros cargos públicos y que además, tiene su sede administrativa en unas oficinas de maletín ubicadas entre las esquinas de la fantasía y la virtualidad muy cerca de concha de mango a número me caí, está planteando ir a un diálogo político entre el gobierno de Nicolás Maduro, la oposición venezolana más radical y la comunidad internacional.
En Venezuela los que conocen a este extraño personaje político de la derecha no saben si reírse o molestarse por este repentino deseo de ir a un diálogo, alguien que hasta el día de ayer por las redes sociales seguía pidiendo y exigiendo que se intensifique la presión internacional en contra del dictador Maduro. Expresaba que se mantuvieran las sanciones y los bloqueos hasta que el chavismo deje el poder político y que sostiene su discurso político de considerarse como el legítimo y legal presidente encargado de la República por los siglos de los siglos.
Ahora para poder entender estas evidentes contradicciones políticas ¿es cierto que el autoproclamado quiere un diálogo serio y constructivo con el gobierno?. Si eso es verdad, ¿a qué se debe ese cambio de postura?
En donde hay unas posibles respuestas a ese sospechoso deseo de dialogar con un gobierno que hasta el día de hoy, él no reconoce.
Está actuando por una orden directa del imperio estadounidense y la Unión Europea. 2.- Lo que está haciendo es motivado por los resultados de unas encuestas en las que hay un altísimo rechazo a la dirigencia política opositora que es abstencionista. 3. El autoproclamado quiere negociar la eliminación de las sanciones y los bloqueos para no ir a la cárcel.
Pareciese que estamos en presencia de un diálogo cantinflérico…