Hemos estado hablando de diversos temas programáticos para una acción gubernamental. Es menester abordar la delincuencia. La inseguridad ataca en casi todo el mundo, aunque en Venezuela, por razones generales y específicas, seamos el escenario de particularidades delictivas.
El hecho criminal ha cambiado en la medida que el escenario global lo ha hecho. La criminología ha mirado al delito como algo imposible de erradicar en su totalidad, desde las concepciones antropológicas y fisonomistas hasta las sociológicas o ecológicas.
Lo que queremos resaltar es que el asunto del delito no en simple y que está enmarañado en las relaciones sociales y políticas, hasta el punto que los más actualizados teóricos del delito atacan conceptualmente el problema de la criminalidad como empresa, pero dejando atrás la teoría podemos concluir que existe el crimen organizado y el crimen ordinario.
Dedicar todos los recursos necesarios al combate contra la inseguridad es una exigencia manifiesta u obvia, pero no basta. La delincuencia, ya casi parece una obviedad decirlo, se combate con educación, salud, empleo, con una determinación de acabar con la discriminación y la exclusión, por lo que toda lucha contra el delito y la inseguridad va inserta también en el programa de lucha contra la pobreza.
Hay que prevenir, como primera política, y en ella deben participar todas las instituciones y de manera especial la ciudadanía. Hay que prestar atención a todos los aspectos de la vida en la lucha contra el delito. Pero hay muchas cosas que se pueden adelantar. Debemos admitir que tenemos tribunales penales insuficientes, retraso procesal, cárceles como escuela del crimen, pero en la labor preventiva se pueden determinar factores como escasez de alumbrado público, puntos ciegos, drogas, armas, hábitos delincuenciales del secuestro y muchos más. La labor de inteligencia es vital: si se sabe dónde están los delincuentes se sabe dónde irlos a buscar.
Hay que formar criminólogos, dado que en este país cualquiera es el director de una cárcel e incorporarlos en todos los niveles, incluso el local. Un criminólogo es aquel que se dedica al estudio de la delincuencia desde su propia disciplina, pero una que contempla la sociología, la psicología, el derecho y la antropología. Con ellos, y bajo una exhaustiva investigación, otros organismos del estado pueden coadyuvar porque me permito recordar cómo se ha establecido que muchos barrios peligrosos de América Latina la falta de alcantarillado, de energía eléctrica y de gas, por citar sólo estos servicios, eran causas fundamentales del crecimiento delictivo. Por supuesto que entre esas causas el desempleo juvenil tenía prioridad.
@tlopezmelendez
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