22 de noviembre de 2024 8:59 AM

Enrique Márquez, candidato presidencial de Venezuela, busca unidad y garantías para todos, hasta el chavismo

Enrique Márquez, candidato presidencial en Venezuela, degusta y comparte un café colombiano en la sala de su hogar, que él mismo preparó, antes de diseccionar su idea de un gobierno que incluya a “todos”, hasta al chavismo.

Márquez dijo a la Voz de América que su plan ideal es ganar la elección del 28 de julio, presidir una transición y “hacer la paz política” en Venezuela durante un solo período presidencial (de seis años), antes de regresar a dictar cátedras de ingeniería en los salones de la Universidad del Zulia, su alma mater.

Ingeniero, profesor, político desde sus tiempos de estudiante, postulado por el partido Centrados e hincha del fútbol, hace una referencia musical para describir su oferta: quiere dirigir la “orquesta” de un país donde haya garantías para todos los factores políticos.

Casado hace décadas con una colega ingeniero que conoció en la Universidad del Zulia, con quien tiene tres hijos, el ex rector del poder electoral, ex vicepresidente de la Asamblea Nacional y ex dirigente del partido Un Nuevo Tiempo habla de amnistías sin sentirse un plan B de la oposición, como se le considera entre rumores de nuevas inhabilitaciones.

VOA: ¿Cómo resumiría su oferta electoral?

Enrique Márquez: Si no hay un ambiente propicio para el ejercicio de la política, Venezuela no se va a recuperar. Planteo que mi gobierno sea de unidad nacional para manejar el conflicto de una manera diferente. Tenemos derecho a pensar distinto, pero no significa que no podamos armonizarnos, como dice el maestro (Gustavo) Dudamel, que no podamos construir una orquesta, una sinfonía de ideas para nuestro país. Yo pretendo hacer un gobierno de unidad con todos los factores políticos para hacer la paz política en Venezuela y utilizar ese período constitucional para la reinstitucionalización, empezando por la Constitución, las reglas del juego, recuperar la democracia, darles vigencia a los partidos, acabar con la figura de las inhabilitaciones, ir al encuentro del verdadero respeto por la propiedad privada para estimular el crecimiento económico.

VOA: ¿Cuál es su propuesta para la economía de Venezuela?

EM: Tiene que haber una reactivación económica con el petróleo, que es lo que tenemos más a la mano. Propongo un plan de empleo petrolero basado en una reactivación inmediata de la producción. En vez de estar produciendo 700.000 barriles, subir esa producción aceleradamente y no lo puede hacer el Estado sin la participación creativa, protagónica, con ventajas del sector privado.

VOA: ¿Qué papel juega el chavismo en el gobierno de unidad nacional que propone?

EM: Tomaría el poder en enero, unos meses (entre la elección y esa asunción) que caen bastante bien para ir apretando tuercas, ajustando mecanismos, dialogando. En enero, cuando entre en el ejercicio del poder, voy a tener todavía un año con la Asamblea Nacional actual, con el contralor, el fiscal, con gobernadores, alcaldes, Fuerza Armada, todos pertenecientes al gobierno actual. ¿Debo llegar con un hacha para cortarle la cabeza a todo el mundo y desarmar aquella estructura o debo acordarme y buscar un entendimiento? Yo voy al entendimiento. El gobierno de unidad nacional que defino no excluye al chavismo. Tiene que incluirlo. Y debe incluirlo como un elemento político necesario para la paz.

VOA: ¿Tomará medidas que contraríen la opinión del chavismo?

EM: Voy a revertir políticas económicas, productivas. Vamos a una reinstitucionalización y a la despersonalización y despartidización del Estado. Vamos a un proceso acelerado de adecentamiento de las estructuras para que esto pueda funcionar, pero no lo puedo hacer sin el apoyo de los sectores políticos que hacen vida en el país. Si no, viene el boicot y Venezuela se merece una oportunidad. Quiero que el contralor general de la república no sea amigo del presidente. Quiero que controle, que vigile mi gestión. No voy a ser cómplice de corrupción. Quiero un fiscal que vigile que el Estado no abuse de los derechos humanos, políticos y sociales del pueblo. Hay un cambio de percepción que hay que institucionalizar. No llegaré a montar a un partido a gobernar, montaré al pueblo a gobernar. Un partido no es el país. Voy a convocar a los mejores. Venezuela es quizás el único partido de Latinoamérica donde todas las obras públicas tienen la cara del presidente o del gobernador. Rechazo eso. Voy a negociar con los parlamentarios para que se apruebe una ley que impida que eso ocurra, que no se personalice la gestión.

VOA: ¿Cómo sería el día 1 luego de su eventual victoria en la elección?

EM: Haré una agenda de contacto con todos los sectores del país con el libreto del gobierno de unidad nacional. El marco de ese gobierno es la Constitución. Ni un paso fuera de la Constitución. Por mi oficina en el CNE pasaba todo el mundo. Hay 90% de ideas, incluso del chavismo y de la oposición, donde hay consenso, por ejemplo, en el tema de la estatización de empresas, que fue un error, atrasó el aparato productivo. Hay que devolver a esas empresas al flujo privado. Tendremos una agenda de conversaciones, incluyendo los que estén en el gobierno todavía. Si podemos empezar a cambiar las cosas desde ya, fuera mucho mejor. Hay consensos sobre el tema educativo. Tengo una idea de activar a las universidades en la formación de maestros. Vamos a ir a las iglesias católica, evangélica, de los testigos de Jehová, a pedirles colaboración. Esto es un asunto de todos. No voy a buscar al partidario de mi partido, sino a la sociedad.

VOA: Pasarán cinco meses antes de que el candidato ganador asuma el poder. ¿No teme que el chavismo entorpezca con acciones políticas esa transición en ese período?

EM: Va a depender de cómo lleguemos al 28 de julio y de la actitud del presidente electo, en este caso, de mi persona. No llego de la mano de la venganza, menos en política, que transforma el país en un hervidero. La venganza política no debe existir. No se puede disparar desde la cintura, desde las miserias humanas.

VOA: Hay quienes esperan un mea culpa de la oposición en la campaña.

EM: Participé de la Asamblea Nacional de 2016 a 2020, reconozco los errores que se vivieron allí. Lo que estamos viviendo hoy es el resultado de una suma de errores, principalmente del gobierno, pero también de la oposición. No pretendemos estar exentos de ellos. Cuando hablo de que llego con un cambio en paz, para construir la paz, es porque no se puede construir sino en tolerancia, que no significa impunidad ni injusticia. Pueden ocurrir inconvenientes, claro que los vamos a tener.

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