Bassirou Diomaye Faye fue investido este martes como nuevo presidente de Senegal completando el ascenso de la hasta ahora poco conocida figura de la oposición.
Faye salió de prisión menos de dos semanas antes de las elecciones del 24 de marzo, junto con la popular figura de la oposición y mentor Ousmane Sonko, tras una amnistía política anunciada por el presidente saliente Macky Sall. Ello ocurrió en un acto solemne celebrado a las afueras de la capital, Dakar, tras ganar las elecciones con un 54,28 por ciento de los votos.
«Juro cumplir con fidelidad el cargo de presidente de la República de Senegal (…) así como consagrar todas mis fuerzas a defender las instituciones», dijo Faye arropado por una decena de líderes regionales en el centro de exposiciones de Diamniadio, al este de Dakar.
Tras la jura del cargo, dirigida por los siete miembros del Consejo Constitucional, la máxima autoridad electoral del país, Faye se convirtió en el quinto presidente de Senegal desde su independencia de Francia en 1960 y reemplazó a Macky Sall, que terminó su segundo y último mandato permitido por la Constitución.
De acuerdo a medios locales y el propio presidente, la elección puso a prueba la reputación de Senegal como lo que denominan «una democracia estable en África occidental», una región que ha experimentado golpes e intentos de golpe.
De hecho, las elecciones se han producido después de meses de disturbios provocados por los arrestos el año pasado de Sonko y Faye y la preocupación de que el presidente Sall buscara un tercer mandato a pesar de los límites constitucionales.
Faye, de 44 años, hizo campaña con promesas de limpiar la corrupción y gestionar mejor los recursos naturales del país. Su victoria fue vista como un reflejo de la voluntad de los jóvenes frustrados por el desempleo generalizado y por el expotencia colonial Francia, que los críticos consideran que está utilizando su relación con Senegal para enriquecerse.
Faye, musulman practicante de un pequeño pueblo, tiene dos esposas, y ambas estuvieron presentes el martes. Antes de las elecciones, publicó una declaración de sus bienes para mostrar transparencia y pidió a otros candidatos que hicieran lo mismo. Enumeró una casa en Dakar y un terreno fuera de la capital y en su ciudad natal. Sus cuentas bancarias sumaban aproximadamente 6.600 dólares.