La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) presentó este viernes en Quito junto a la Fundación Pachamama su proyecto más grande hasta la fecha para la Amazonía de Ecuador, enfocado en promover alternativas productivas sostenibles que reduzcan la deforestación.
El proyecto, llamado Sacha, contará con un presupuesto de 24 millones de dólares cofinanciados por Usaid y Fundación Pachamama, y se desarrollará durante cinco años en las amazónicas provincias ecuatorianas de Napo, Pastaza, Morona Santiago y Zamora Chinchipe.
La presentación estuvo acompañada de una degustación gastronómica de productos de la Amazonía ecuatoriana conocidos por las comunidades indígenas y mayormente desconocidos en las ciudades, pero que tienen potencial para integrarse en cadenas de valor y convertirse en alternativas económicas para conservar la selva amazónica.
El director de Usaid en Ecuador, Daniel Sánchez-Bustamante, recordó que la cuenca del Amazonas «es el hogar de 33 millones de personas», lo que supone casi el doble de población de Ecuador, y alberga una «asombrosa variedad de flora y fauna».
«Su importancia trasciende fronteras, afectando los patrones climáticos de todo el mundo. Por ello tenemos la responsabilidad de salvaguardar su integridad para las generaciones futuras», indicó Sánchez-Bustamante.
Los productos de origen sostenible que se buscarán promover y desarrollar económicamente son, según el director de Usaid en el país andino, «la encarnación de la sabiduría e ingenio centenario» de los pueblos indígenas, que «representan la vida sostenible con un delicado equilibrio con la naturaleza».
«Es solo a través de esfuerzos de colaboración que Ecuador puede darse cuenta de todo el potencial de desarrollo sostenible en toda la cuenca amazónica», agregó.
Entre esos productos de gran potencial está el morete (mauritia flexuosa), también conocido en otros países amazónicos como moriche o aguaje, que puede tener distintos usos, tanto gastronómico como cosmético, según recordó el director ejecutivo de la Fundación Pachamama, Javier Félix.
Félix indicó que la Fundación Pachamama también trabajará en este proyecto con otros socios como la Fundación Ecociencia, Naturaleza y Cultura Internacional y la Fundación Panamericana para el Desarrollo (PADF), así como con grupos empresariales como el peruano Grupo Aje y la Alianza para el Emprendimiento e Innovación del Ecuador (AEI) para la comercialización de los productos.
«Todos vamos a trabajar por conservar 4 millones de hectáreas de bosques y mejorar la calidad de vida de las personas que habitan estos territorios»; dijo Félix, quien indicó que también van a trabajar en los próximos años con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD) para no ampliar la deforestación.
De su lado, la presidenta de la Fundación Pachamama, Belén Páez, advirtió que «que estamos frente a un momento complicado en la humanidad en relación a los cambios climáticos y la Amazonía es un bioma en alerta máxima, porque estamos frente a lo que se conoce como el punto de no retorno».
Páez incidió en las consecuencias del cambio climático para la Amazonía, donde si no se frena la deforestación de esta selva a tiempo ya será irreversible, mientras las sequías y las denuncias se sucederán con mayor de manera más recurrente.
«No sólo va a afectar a la economía. También tendrá impactos en los derechos humanos de la niñez, de las mujeres y de las poblaciones más vulnerables», concluyó antes de indicar nueve ejes en los que enfocarse para no alcanzar ese punto de no retorno.
Con información de EFE
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