Este pasado jueves, en Washington, el señor presidente Biden presentó en el Congreso de los Estados Unidos un mensaje al país.
Los republicanos que al mismo asistieron, llevaban en su ropa el retrato de una joven norteamericana que habría sido asesinada por un migrante venezolano que ingresó ese país contrariando la ley. El mensaje implícito en el gesto no tenía nada que ver con manifestación de pesar alguna por la muerte –lamentable- de la joven, sino con el origen étnico, la condición migratoria del victimario y sus críticas a las políticas públicas que en materia migratoria está implementando la actual administración de ese país. Ese joven, al cual –indirectamente- los miembros de ese partido se referían, es migrante, para colmo latino y de paso, irregular en el país, todo lo que su posible candidato, el señor Trump, -ese ángel de Dios que a despecho de lo que algunos sostienen, trató de cambiar via golpe de estado los resultados electorales del 2020- critíca.
No protestan los señores del partido republicano por los más de 40 mil muertos que solo el año pasado produjeron en ese país las armas que se niegan a limitar, bajo el argumento que una enmienda las permite, pero más aún, no solo bloquean cualquier acción del partido Demócrata tendente a ello sino que adicionalmente, promueven, a voz en cuello su utilización pues, ni mas faltaba, las cifras que la Asociación Nacional del Rifle que respalda el porte de las mismas, le aportan a quienes promueven estas, no se puede desperdiciar.
Migrante fue el gánster Lucky Luciano y documentado está que sus contactos fueron utilizados por el gobierno americano para facilitar la invasión de Europa en la II guerra mundial a través de Italia. Migrante también lo fue Henry Kissinger, recién fallecido, quien a ese país importantes aportes hizo. Seguramente se me dirá que si, en efecto, lo fueron, pero ingresaron legalmente. Lo cierto es que, independientemente de la manera como ingresaron al país, uno delinquió y el otro no.
Ese joven venezolano a quien se le imputa la comisión del delito motivo de la actuación republicana debe ser juzgado –respecto del hecho punible- no por su condición migratoria, sino por lo que se le atribuye y seguro estoy que una vez que sea enjuiciado y de ser el caso condenado, luego las autoridades migratorias procederán a expulsarlo del país, conducta esta que es, por cierto, la que pedimos que ocurra en todos los países donde algún connacional delinque.
Lo que a mi juicio resulta inadmisible y estigmatizatorio, es que los señores republicanos, que hacen oídos sordos al clamor de la limitación de armas, utilicen un asesinato –reitero, lamentable- cometido por un migrante, latino, irregular, para justificar su accionar xenófobo. Ese partido que así actúa, no solo no es el Lincoln, sino que no es, ni siquiera, el partido del presidente Reagan, como bien lo recordó el actual mandatario americano en el discurso citado.
Obvio es para quien me lee que no justifico la muerte de la joven; ni mas faltaba, lo que critico es la doble moral que se advierte en el accionar republicano; para unas cosas si, vale decir delitos cometidos por migrantes irregulares especialmente latinos –violadores los llamó en algún momento el señor Trump- son extraordinariamente exigentes pero voltean hacia el otro lado cuando de armas y muertes por ellas causadas se trata. Cínicos.
Mientras redacto esta columna pienso en la gran cantidad de migrantes – venezolanos incluidos- que viven en ese país y lo ayudan diariamente a engrandecer con su trabajo; algunos de ellos también llegaron de manera irregular o en ocasiones –producto de la desesperación- dieron información incorrecta, errónea y hasta falsa para regularizar su situación y, a pesar de ello, respaldan las aspiraciones de quien les desprecia –y lo ha demostrado- como personas. Ello, así lo reitero, me resulta incomprensible.
Formo parte de los cerca de ocho millones de venezolanos que fuera de nuestro país vive; creo que esa circunstancia me permite solicitar a todo el que deba juzgarnos que –cuando de la comisión de un delito se trata- nos juzgue por este, no por nuestra nacionalidad, color de piel o condición migratoria en su país.
Gonzalo Oliveros Navarro
@barraplural