Guillermo Lara
A lo largo del siglo XX la mayoría de los países mostraron tasas de crecimiento económico anual de entre 1% y 3%, con algunos casos de crecimiento acelerado alrededor del 5%, y hacia final del siglo XX algunas espectaculares excepciones como la de China, creciendo alrededor de 10% anual. Pero ¿Qué hace estos datos tan relevantes? Vamos a ilustrarlo con un ejemplo. Supongamos que tenemos tres países, A, B y C, partiendo todos desde el mismo punto, digamos un PIB de 100 unidades monetarias. Con tasas de crecimiento de 1%, 3% y 5% respectivamente, al cabo de 30 años los PIB de estos países serán de 130, 250 y 430 unidades monetarias respectivamente, al cabo de 50 años serán de 160, 450 y 1.100 unidades monetarias respectivamente, y al cabo de un siglo el PIB de estos países será de 300, 2.000 y 13.000 unidades monetarias respectivamente.
Otra forma de ver los efectos del crecimiento económico es midiendo cuanto tarda un país en duplicar su PIB dada su tasa de crecimiento. Creciendo a una tasa del 1%, un país duplica su PIB en 70 años, pero si creciera a 3,5% se tardaría solo 20 años.
Dado el ejemplo podemos ver que en todos los casos, habiendo crecimiento económico, el ingreso promedio del país mejora. En términos generales el crecimiento económico es necesario pero no suficiente para mejorar el bienestar de la población, la equidad en la distribución de la riqueza es un elemento adicional necesario para que el crecimiento se traduzca en una mejora de bienestar social y posteriormente en desarrollo económico.
En economía se suele hablar de una senda de crecimiento cuando se logran al menos 20 años de crecimiento sostenido, esto es un crecimiento consistente en el largo plazo. Es posible afirmar que en aquellos países que logran mantener una senda de crecimiento, toda la población mejora su calidad de vida.
Ahora bien. Existen tres fuentes principales de crecimiento económico, son el crecimiento del trabajo, la acumulación de capital, y el progreso tecnológico. Estas tres fuentes tienen en común su capacidad de ampliar las capacidades de producción de la economía. Desde el punto de vista del comercio internacional, el crecimiento tiene dos efectos, el efecto riqueza y el efecto de términos de intercambio. Cuando hay crecimiento el efecto riqueza es positivo en la medida que el bienestar del ciudadano promedio mejora; el efecto de términos de intercambio puede ser positivo o negativo dependiendo de la relación comercial del país con el resto del mundo.
Siguiendo el ejemplo, al cabo de 100 años el país A logra un PIB de tres veces superior al inicial, lo cual es nominalmente positivo, sin embargo el país B logra un PIB de veinte veces superior al inicial y el país C logra un PIB 130 veces superior al inicial. Ante este escenario y si se mantienen todas las demás variables constantes, los términos de intercambio del país A desmejoran sustancialmente con respecto a los del resto del mundo, lo que en términos generales representa una desmejora en el bienestar social del país A.
En medio del actual escenario de pandemia y bloqueo financiero internacional, el banco internacional Credit Suisse proyectó un crecimiento de 4% para la economía venezolana en el 2021. Como se mostró en las primeras líneas, 4% de crecimiento es una tasa realmente considerable para los estándares contemporáneos y resulta especialmente interesante dadas las expectativas negativas en la mayor parte de la región latinoamericana. De manera que, independientemente de la situación geopolítica, las expectativas sobre la economía venezolana se están tornando positivas.
El verdadero desarrollo económico implica crecimiento con equidad. Pero no sirve de nada la equidad cuando no hay riqueza que distribuir, para alcanzar el desarrollo económico primero necesariamente hay que lograr una senda de crecimiento, es por eso que el crecimiento económico es tan importante.
El autor es presidente del Banco de Comercio Exterior de Venezuela, Bancoex.
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