Un equipo de investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos) ha descubierto un mecanismo molecular por el cual el exceso de proteínas en la dieta podría aumentar el riesgo de aterosclerosis. Los hallazgos se publican en la revista científica «Nature Metabolism».
El estudio, que combinó pequeños ensayos en humanos con experimentos en ratones y células en una placa de Petri, demostró que consumir más del 22 % de las calorías de la dieta provenientes de proteínas puede conducir a una mayor activación de las células inmunes que desempeñan un papel en la formación de la placa aterosclerótica, lo que impulsa el riesgo a padecer arterioesclerosis.
La arterioesclersis es una afección en la cual placa se acumula dentro de las arterias. Esta placa es una sustancia compuesta de grasa, colesterol, calcio y otras sustancias que se encuentran en la sangre, que, con el tiempo, se endurece y estrecha las arterias, lo que limita el flujo de sangre rica en oxígeno.
El culpable es un aminoácido, la leucina, ya que los científicos demostraron que parece tener un papel desproporcionado en el impulso de las vías patológicas relacionadas con la aterosclerosis, o arterias rígidas y endurecidas.
“Nuestro estudio muestra que aumentar la ingesta de proteínas a favor de una mejor salud metabólica no es la panacea. Podría estar causando un daño real a sus arterias”, afirma en un comunicado del estudio el autor principal Babak Razani, profesor de cardiología en la citada universidad.
«Nuestra esperanza -prosigue- es que esta investigación inicie una conversación sobre formas de modificar las dietas de una manera precisa que pueda influir en la función corporal a nivel molecular y reducir los riesgos de enfermedades».
Los estadounidenses generalmente consumen muchas proteínas, principalmente de fuentes animales. Además, casi una cuarta parte de la población recibe más del 22% de todas las calorías diarias provenientes únicamente de proteínas, según una encuesta reciente.
Es probable que esa tendencia esté impulsada por la idea popular de que la proteína dietética es esencial para una vida saludable, dice Razani. Pero su grupo y otros científicos han demostrado que la dependencia excesiva de las proteínas puede no ser tan buena para la salud a largo plazo.
Después de su investigación de 2020, en la que el laboratorio de Razani demostró por primera vez que el exceso de proteína en la dieta aumenta el riesgo de aterosclerosis en ratones, su siguiente estudio en colaboración con Bettina Mittendorfer, experta en metabolismo de la Universidad de Missouri, Columbia, profundizó en el mecanismo potencial y su relevancia para el cuerpo humano.
Para llegar a la respuesta, el laboratorio de Razani se asoció con el grupo de Mittendorfer para combinar su experiencia en biología celular y metabolismo y realizar una serie de experimentos en varios modelos: desde células hasta ratones y humanos.
«Hemos demostrado en nuestros estudios que los aminoácidos, que en realidad son los componentes básicos de la proteína, pueden desencadenar enfermedades a través de mecanismos de señalización específicos y luego también alterar el metabolismo de estas células», asegura Mittendorfer.
«Por ejemplo, pequeñas células inmunes en la vasculatura llamadas macrófagos pueden desencadenar el desarrollo de aterosclerosis», añade.
Basándose en experimentos iniciales en sujetos humanos sanos para determinar el cronograma de activación de las células inmunitarias después de la ingestión de comidas enriquecidas con proteínas, los investigadores simularon condiciones similares en ratones y en macrófagos humanos, células inmunitarias que han demostrado ser particularmente sensibles a los aminoácidos derivados de proteína.
Su trabajo demostró que consumir más del 22 % de las calorías diarias de la dieta a través de proteínas puede afectar negativamente a los macrófagos que son responsables de eliminar los desechos celulares, lo que lleva a la acumulación de un «cementerio» de esas células dentro de las paredes de los vasos y al empeoramiento de las placas ateroscleróticas con el tiempo.
Curiosamente, el análisis de los aminoácidos circulantes mostró que la leucina (un aminoácido enriquecido en alimentos de origen animal como la carne de res, los huevos y la leche) es el principal responsable de la activación anormal de los macrófagos y del riesgo de aterosclerosis, lo que sugiere una posible vía para futuras investigaciones sobre la modificación personalizada de la dieta.
Los hallazgos son particularmente relevantes en entornos hospitalarios, donde los nutricionistas suelen recomendar alimentos ricos en proteínas a los pacientes más enfermos para preservar la masa muscular y la fuerza.
«Quizás aumentar ciegamente la carga de proteínas esté mal», dijo Razani. «En cambio, es importante observar la dieta en su conjunto y sugerir comidas balanceadas que no exacerben inadvertidamente las condiciones cardiovasculares, especialmente en personas con riesgo de enfermedades cardíacas y trastornos vasculares».
Con información de Razón
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