Hay distintos tipos en función de la causa que la genera: infecciosa, postinfecciosa, autoinmune o tóxica. Es la primera, la encefalitis infecciosa, la más común en el mundo y precisamente la que está relacionada con el cambio climático, tal y como explica a EFEsalud la secretaria de Estudio de Neurología Crítica e Intensivista de la Sociedad Española de Neurología (SEN), Marta Guillán.
En el Día Mundial de la Encefalitis, 22 de febrero, esta patología poco frecuente consiste en la inflamación del tejido cerebral y tiene una tasa de mortalidad elevada; Guillán señala que hay encefalitis infecciosas causadas por virus o bacterias y éstos son transmitidos por insectos como mosquitos o garrapatas, tanto a humanos como a animales.
El impacto del cambio climático en la salud
Pueden causar desde encefalitis por la Fiebre del Valle del Nilo Occidental, encefalitis japonesa, ambas patologías causadas por virus a través de las picaduras de mosquitos, o también la llamada enfermedad de Lyme o el chikungunya -por garrapatas-, que también pueden desembocar en la inflamación del tejido cerebral.
Enfermedades todas ellas que aunque suenen exóticas, registran casos también en España.
«Hasta ahora nuestros animales no solían tener esos virus y nuestros mosquitos y nuestras garrapatas tampoco, porque no coincidían las temperaturas ambientales y de humedad correspondientes ¿Qué pasa? que como cada vez tenemos más lluvias monzónicas, más temporadas de calor y más largas, cada vez hay más mosquitos y garrapatas», subraya la neuróloga.
En este sentido, la experta recuerda que la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que todos los cambios relacionados con el clima como olas de calor y aumento de la humedad, entre otros, hacen que los vectores cambien y aparezcan en sitios que antes no estaban.
Como ejemplo, Guillán subraya que en el caso de la encefalitis causada por el virus del Nilo, patología de la que hace años no había casos en España, en 2020 hubo 77, ocho de ellos mortales.
La OMS subraya en su web que los cambios de las temperaturas y las precipitaciones fomentan la propagación de enfermedades transmitidas por vectores y que si no se aplican medidas preventivas las muertes ocasionadas, que en la actualidad superan las 700.000 al año, podrían aumentar.
¿Hay solución?
Para tratar de paliar la situación, las medidas preventivas pasan por la fumigación, pero también por la vacunación. Y vacunación porque si bien, por ejemplo, no hay vacuna contra el virus del Nilo en humanos, sí lo hay para los caballos, también huéspedes finales del virus, que no transmiten la enfermedad, pero sí la padecen.
De hecho, los avances científicos son otros de los aliados, ya que a finales del pasado año la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó la primera vacuna contra el chikungunya para personas de 18 años y mayores que tienen mayor riesgo de exposición.
La SEN hace hincapié en la importancia de que en el caso de se vaya a realizar un viaje internacional, se acuda a un centro de vacunación internacional, para informase sobre las vacunas necesarias como la de la encefalitis japonesa, la polio, la rabia, el tétanos o la fiebre amarilla.
La importancia de la vacunación contra otras enfermedades
Pero la vacunación no es solo importante en estos casos, de hecho, la SEN pone el acento en este Día Mundial de la Encefalitis en la importancia de las vacunas para esquivar la encefalitis por otras causas como el sarampión, la varicela, las paperas o la rubeola.
Enfermedades infecciosas que en España están en descenso debido a la alta cobertura vacunal, pero en otros países, sobre todo los de rentas bajas, no ocurre lo mismo.
«En muchísimos países no tienen la suerte que tenemos nosotros probablemente tenemos el calendario vacunal más extenso que hay, pero esto es una excepción en el mundo», sostiene la neuróloga de la SEN.
En definitiva, concluye Guillán, «tanto la lucha contra el cambio climático como la vacunación influyen directamente en nuestra salud cerebral».
La encefalitis, de la que se diagnostican unos 1.200 casos nuevos al año en España, puede cursar con una amplia variedad de síntomas como fiebre alta, dolor de cabeza, confusión, convulsiones, alteraciones del habla o del lenguaje, problemas de coordinación o debilidad muscular, cambios en el estado de conciencia, náuseas y vómitos, así como rigidez en el cuello.
Deja secuelas neurológicas importantes en más de un 20 % de las personas que sobreviven.
Con información de EFE
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