La Confederación General del Trabajo (CGT), uno de los principales sindicatos de Francia, llamó este miércoles a la desobediencia civil y adelantó iniciativas de resistencia frente a la ley de inmigración adoptada por el Parlamento.
“La norma cuestiona todos nuestros principios republicanos y tiende una alfombra roja a la extrema derecha”, subrayó la secretaria general de la organización de más de 600 mil miembros, Sophie Binet, una postura compartida por líderes políticos de la izquierda (comunistas, socialistas, insumisos y ecologistas).
De acuerdo con la dirigente, en las próximas semanas serán convocadas acciones de gran magnitud para rechazar la ley, a las que invitó a “quienes no se sientan parte de esta Francia lepenizada (en alusión a Marine Le Pen) a mostrar su determinación a hacer respetar los valores de la solidaridad”.
El texto aprobado en el Senado y la Asamblea Nacional fue fruto de una negociación entre el oficialismo y los conservadores, estos últimos en ventaja, de ahí que contenga medidas inicialmente no previstas por el gobierno, que obstaculizan la reunificación familiar, las opciones de estudiantes extranjeros y la ayuda social a los foráneos residentes.
Asimismo, reduce la posibilidad de regularizar a personas “sin papeles” que trabajan en empleos con déficit de mano de obra, establece el delito de estancia irregular, y lo sanciona con multa, y deja la puerta abierta a una reforma de la Ayuda Médica del Estado a indocumentados, beneficio que la derecha pretende eliminar.
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