25 de noviembre de 2024 7:04 PM

José Antonio Gámez E: Desatender la atención

“Las observaciones a partir de experimentos como éste llevaron a Dijksterhuis y a sus colaboradores a desarrollar la teoría del pensamiento inconsciente (TPI), un intento por entender los diferentes papeles que la deliberación consciente e inconsciente desempeña en la toma de decisiones. En un nivel superior, esta teoría propone que, para decisiones que requieren la aplicación de reglas estrictas, la participación de la mente consciente es indispensable.” (Cal Newport)

Alguien dijo por allí que los seres humanos no resistimos dosis muy continuas de realidad. Algo de esto debe haber en nuestra poca capacidad de resistir esfuerzos prolongados de atención y concentración. Es un entrenamiento que requiere práctica constante. El desarrollo de hábitos que no siempre resultan sencillos ni cómodos. La clave muchas veces está en que cuando llegue el momento de las decisiones importantes, estemos en las mejores condiciones para acertar. Un escenario ideal que no siempre se logra.

Necesitamos tiempo y espacio para la meditación. Nos consume la premura y los imprevistos. Nuestra capacidad de manejar la información es limitada. Además, no siempre toda la información está disponible. Por lo menos de la manera en que la necesitamos para tomar decisiones. De esta forma el consejo es necesario. Pero no toda deliberación es fructífera. La deliberación requiere estudio. El estudio no se puede improvisar. La atención es necesaria pero no es suficiente. Hay un grado deliberativo inconsciente que puede ser caprichoso. Las reglas, formas y procedimientos suelen hacer del proceso un camino más seguro.

Sin embargo, hay un nivel superior al que no alcanza la simple deliberación y las reglas son superadas por una nueva perspectiva. Una perspectiva superior. Es el momento de tomar distancia. Apartarse y apelar a la experiencia. No nos sirve la información, ni tampoco los datos puros y duros. Parece que las formas pre establecidas no ayudan. Hace falta un nuevo camino. Posiblemente no original, pero sí diferente al transitado otras tantas veces. Surge la necesidad de la creatividad. Hay un anhelo no conciente de belleza. Hace falta alcanzar un orden superior al que manejamos de forma ordinaria.

El momento de la contemplación. La hora en que necesitamos apelar a la naturaleza, para encontrar un orden que nos supera. Nos supera, pero aspiramos a él de forma imperiosa. Posiblemente es una experiencia única de la unidad de nuestro ser. De la realidad de ser personas, en el más amplio sentido de la palabra. Pausa para poder redirigir nuestra atención de una forma más profunda. Conversar informalmente con un amigo, escuchar música mientras preparamos la cena, jugar con los hijos, salir a correr, etc. (actividades que puedes avanzar si te obligas a hacer una pausa en el trabajo) desempeñan el mismo papel que caminar en la naturaleza para restaurar la atención.”

“De otro lado, en el caso de decisiones en las que se debe tener en cuenta una gran cantidad de información y esta línea de investigación apunta a que darle a nuestro cerebro consciente el tiempo para reposar le permite a la mente inconsciente tomar un camino diferente para afrontar sus retos profesionales más complejos. El hábito del descanso, por lo tanto, no equivale necesariamente a reducir la cantidad de tiempo que le dedica al trabajo productivo, sino que diversifica el tipo de trabajo que lleva a cabo.”(Cal Newport)

José Antonio Gámez E.
jagamez@gmail.com
@vida.vibra

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