El sexo no tiene edad, es patrimonio de cada cual, reporta beneficios y no existe una franja biológica que impida su normal desenvolvimiento lejos de prejuicios sociales, religiosos o educacionales, defiende la venezolana Patricia Ortega en su filme «Mamacruz», estrenado este miércoles en Valladolid (España).
La actriz española Kiti Mánver es la abuela Cruz, protagonista del segundo largometraje de Ortega (Maracaibo, Venezuela, 1976), estrenado dentro de la sección oficial, aunque fuera de concurso, de la 68ª Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci).
De forma accidental, navegando por internet redescubre el sexo a través de contenidos pornográficos que, al principio, la sobresaltan con una libido disparada, pero que más tarde encauza mediante clases con un grupo de mujeres mayores.
«Quería que la edad desapareciera, que se nos olvidara», apuntó Ortega al presentar a una abuela que poco a poco va tomando las riendas de su sexualidad adormecida durante décadas en medio de una sociedad de moral tradicional.
«Es una mujer de setenta años que trasciende su edad y su vulnerabilidad», añadió acerca de una película que se desenvuelve en clave de comedia.
«Es obvio que queríamos trabajar desde el humor, no desde un drama intenso y oscuro», porque el sexo «es vida, imprime alegría y vitalidad», apostilló.
Al tiempo que Cruz pierde su vulnerabilidad y toma las riendas de su sexualidad, la película torna el gris de sus colores iniciales por un cromatismo más estridente como signo de la vitalidad de la abuela que también muda su semblante, humor, indumentaria y estilo, hasta el punto de contagiar a su esposo.
«A medida que crece la pulsión sexual, la luz se hace más clara, alegre, justo cuando ella se apodera por fin de su sexualidad y se atreve a ser traviesa, eso es vida», resumió la cineasta venezolana, quien se preguntó la razón por la cual suele verse a los mayores como «personas asexuadas».
Con información de EFE
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