La reina Isabel II de Inglaterra ha amanecido este lunes en el Castillo de Windsor. Con la agenda despejada y afrontando su segunda semana de luto por el fallecimiento de su marido, el duque de Edimburgo. Hasta este sábado, cuando tuvo lugar el solemne funeral, la Reina había repartido su tiempo entre la capillada privada, donde reposaban sus restos mortales, y la organización de un último adiós que quería que cumpliera las últimas voluntades del Duque. Pero hoy lunes, cuando los terrenos de Windsor se han vuelto a quedar vacíos y las ofrendas florales comienzan a retirarse, para ella se abre una nueva etapa. ¿Cómo será su vida como reina viuda?
Por el Espectador de Caracas con información de AlbertoNews
Para empezar todo apunta a que el Castillo de Windsor, que se encuentra a media hora de Londres y de su residencia oficial en el Palacio de Buckingham, se va a convertir en su residencia de forma permanente. Según The Daily Mail, es probable que se desplace a la capital británica por motivos de trabajo durante el día, pero no se espera que la Reina haga noche en Buckingham, por lo que regresaría a dormir al condado de Berkshire, que es donde se encuentra Windsor. Eso sin renunciar a sus habituales vacaciones de Navidad en Sandringham, que era uno de los lugares favoritos del Duque y en donde pasó largas temporadas después de su jubilación, y a los veranos en Balmoral.
Parece que Windsor ahora tiene más significado que nunca para ella: aquí reposan los restos de su marido (también los de sus padres y los de su única hermana, la princesa Margarita) y aquí pasaron sus últimos días juntos, más juntos que nunca. El confinamiento que alejó a Isabel II de la vida pública, le permitió disfrutar de un tiempo con el Duque, que ya llevaba tres años jubilado. Allí, sin visitas de ningún tipo y rodeados de apenas una veintena de personas de servicio, Isabel y Felipe vivieron en un “burbuja” en la que celebraron a solas sus 73 años de matrimonio, disfrutaron juntos de la naturaleza, de los caballos y del aire libre. Este ha resultado ser el final de su historia de amor, una que comenzó en secreto y que contó con la oposición inicial del Gobierno británico y también de algunos miembros de la propia Casa Real británica.
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