22 de noviembre de 2024 6:19 PM

Pobreza menstrual: un problema global de salud y derechos

Las mujeres y las jóvenes que menstrúan son muchas veces excluidas de actividades básicas en todo el mundo, como comer ciertos alimentos o socializar. La vergüenza cultural asociada a la menstruación y la escasez de recursos impiden que las mujeres vayan a la escuela y trabajen todos los días. La pobreza menstrual es la falta de acceso a productos sanitarios, educación sobre higiene menstrual, baños, instalaciones de lavado de manos y, o, gestión de los desechos.

Un puñado de estados de los Estados Unidos han aprobado leyes que obligan a las escuelas a proporcionar productos menstruales a las estudiantes, considerándolos esenciales, tales como papel higiénico, pero sin dudas aún hay mucho trabajo por hacer. Las prisiones federales solo liberaron productos menstruales de manera gratuita en 2018. Recientemente un grupo de activistas se movilizaron para presionar al Departamento de Educación para erradicar la pobreza menstrual en los Estados Unidos. Hicieron un llamamiento al gobierno para que trate los productos menstruales como una necesidad de salud, apoye políticas que protegen a las estudiantes que menstrúan y financie productos menstruales en los baños escolares.

«Satisfacer las necesidades de higiene de todas las adolescentes es un tema fundamental de derechos humanos, dignidad y salud pública», dijo Sanjay Wijesekera, ex Jefe de Agua, Saneamiento e Higiene de Unicef.

La higiene menstrual inadecuada no es un problema único que enfrentan muchas mujeres en los Estados Unidos. Afecta a distintas poblaciones en el mundo desarrollado y en desarrollo, y las mujeres que viven en la pobreza son especialmente vulnerables.

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