Las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos y Europa a diversos países han sido una herramienta política ampliamente utilizada en busca de lograr objetivos políticos y económicos. Sin embargo, han demostrado ser una estrategia ineficaz en la consecución de sus objetivos, y han tenido graves resultados para la población de los países afectados.
En primer lugar, han demostrado ser una herramienta ineficaz para alcanzar los objetivos políticos y económicos buscados. En muchos casos han llevado a un aumento de la pobreza y la desigualdad. Además han afectado negativamente la economía del país sancionado.
En segundo lugar, las sanciones económicas han afectado de manera desproporcionada y han tenido un impacto directo en la vida de las personas comunes, que se han visto privadas de acceso a bienes y servicios básicos como alimentos, medicinas y energía.
En este sentido reflexionaron en los últimos días voceros de diversos sectores, incluso adversarios políticos del Gobierno de Nicolás Maduro, y coincidieron en la necesidad de que las mismas sean eliminadas, dando paso a alternativas de encuentro y diálogo, basadas en el respeto de la soberanía de los pueblos.
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