Los conservadores británicos perdieron el viernes amplias mayorías en dos circunscripciones tradicionalmente afines, pero mantuvieron el simbólico bastión del ex primer ministro Boris Johnson en unas elecciones parciales que serán determinantes para los comicios parlamentarios del próximo año.
El jueves, el gobierno de Rishi Sunak se enfrentó a una importante prueba en tres bastiones tradicionalmente conservadores en los que la oposición podía aprovecharse del desgaste de 13 años de poder de los «tories».
Aunque son comicios que movilizan generalmente poco a los votantes, los resultados marcan la tendencia del año electoral que se avecina, tanto para la mayoría como para los laboristas, favoritos para entrar en Downing Street en 2024.
El partido de Sunak perdió a favor de los centristas del Partido Liberal Democráta la circunscripción de Somerton y Frome (suroeste) antes ocupada por el conservador David Warburton, víctima de su consumo de cocaína.
También desperdició, en esta ocasión a favor de los laboristas, el escaño en la circunscripción de Selby y Ainsty, en el norte del país.
El líder laborista Keir Starmer ensalzó «un resultado histórico que muestra que la gente ve a los Laboristas como un partido que ha cambiado».
En cambio, los conservadores pudieron mantener el escaño de Uxbridge y South Ruislip en el oeste de Londres, que dejó vacante Boris Johnson al dimitir del Parlamento a causa de las secuelas del escándalo de las fiestas en Downing Street.
El Partido Laborista partía como favorito incluso si se veía penalizado por la impopular próxima ampliación del impuesto sobre los vehículos contaminantes, decidida por el ayuntamiento de la misma tendencia.
Pero finalmente el conservador Steve Tuckwell consiguió la victoria por solo 500 votos de ventaja (13.965 contra 13.470).
Se trata de una «noticia fantástica» que «muestra que los conservadores pueden ganar en Londres y en los alrededores», reaccionó Boris Johnson.
En la noche previa a las votaciones, Rishi Sunak pidió unidad a su partido de cara a las elecciones generales del año próximo y reconoció que estos comicios parciales eran una «dura batalla».
El dirigente de 43 años entró en Downing Street en octubre pasado después de las salidas forzadas de Johnson, afectado por los escándalos, y de la efímera Liz Truss, rápidamente desalojada después de provocar un pánico financiero con sus recortes de impuestos no financiados.
El nivel de confianza en el actual primer ministro cayó esta semana al nivel más bajo desde su llegada al gobierno, con una opinión desfavorable del 65% de los británicos, según el instituto YouGov.
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