23 de noviembre de 2024 9:56 PM

John Marulanda: Fracaso en La Victoria

John Marulanda

Casi la totalidad de las guerras se han originado en asuntos de fronteras. Cuáles son los límites de tu poder sobre la superficie de la madre tierra y cuáles los míos, ha sido y es la discusión final, desde las primeras tribus hasta hoy.  Así de simple y complicado. América Latina registra su última guerra convencional en 1995, cuando Perú y Ecuador se enfrentaron en la guerra del Cenepa, por una disputa fronteriza, precisamente. Nótese que helicópteros y cohetes RPG rusos fueron utilizados preferencialmente por los peruanos. En el contexto internacional, la mas reciente confrontación armada de tipo formal, en noviembre del año pasado, enfrentó a Armenia y a Azerbaiyán en la región fronteriza de Nagorno-Karabaj y costó la vida de casi 5.000 personas. Se utilizaron tanques, el arma de irrupción por excelencia, artillería, aviones y helicópteros rusos, con nacionales de este país participando activamente en este conflicto. En 2020 también se registraron rifirrafes en las fronteras indo-china e indo-pakistaní, países con poder nuclear.

Frontera peligrosa

Hoy, se han dinamizado otros tipos de fronteras. Las “invisibles” establecidas por las diferentes estructuras del crimen organizado transnacional y las fronteras cibernéticas, que dibujan “territorios” virtuales desconociendo cualquier frontera terrestre. En nuestra región latinoamericana, Venezuela representa el avance geoestratégico de los intereses chinos, rusos e iraníes, penetrando la frontera geopolítica cercana de Estados Unidos, el cual ha sido durante los últimos siglos, el rompedor por excelencia de las fronteras mundiales debido a su emprendimiento comercial, riqueza, tecnología y a su poder aeronaval. Así lo aprendieron del imperio inglés.

Conozco de larga data la frontera colombo-venezolana, la más viva de América Latina y una de las más, si no la más, peligrosa del mundo, por la cantidad y calidad de los actores allí presentes y exacerbados. Y las características de lo que está sucediendo en esos 2.219 kilómetros de mar, desierto, montaña, llanura y selva, pero de manera particular en el Apure-Arauca, augura una situación de conflicto, que como aclara un jefe militar venezolano, será “prolongado y progresivo”. Dudo mucho que sea “diferenciado” como asegura el mismo funcionario. Como no creo que los jefes militares venezolanos sean tontos del todo, me asalta la duda si en realidad se está buscando combatir a las células narcoterroristas que manejan cientos de narcopistas para vuelos clandestinos en Apure, o si se está cuajando algo más grande y perverso.

¿Palabras necias?

Lo que está en desarrollo en La Victoria es grave y es la alerta temprana de males mayores para los dos países. Los bombardeos justo en la línea fronteriza por cuenta, por primera vez, de aviones chinos tácticos de ataque Hongdu K8W y el despliegue de toda la parafernalia militar convencional contra fuerzas irregulares, ejemplifica el viejo símil de intentar matar un mosco con un bate de beisbol. El merodeo permanente de militares rusos; las actividades cotidianas de los narcos chavilenos, narcotalios y duarteños o Griacolt (Grupos Irregulares Armados Colombianos Terroristas), como los llama el almirante Ceballos;  el flujo imparable de narcotráfico, minería ilegal y otras actividades ilícitas del crimen organizado transnacional y el pobre desempeño operativo de las FANB , están disponiendo sobre el terreno todos los elementos para cualquier inesperado equívoco que puede disparar alguna reacción emocional derivada del extremo apasionamiento político, patente en las declaraciones de los jefes uniformados venezolanos.

El gobernador de Apure, coronel Carrizales, y el comandante de la zona estratégica de los llanos, general Guevara, difunden proclamas calenturientas y amenazantes. Se pronuncian al unísono sobre defensa de la soberanía frente a “fuerzas invasoras desde Colombia”; llaman a la expulsión de su “suelo sagrado” de esos supuestos invasores; hablan de una “actitud invasora y arrogante” desde Colombia; señalan a lanchas colombianas en el río Arauca, de estar “provocando y hostigando”; de grupos armados y equipados por Iván Duque; de una campaña propagandística desde el Arauca colombiano para enfrentar a la comunidad de La Victoria contra la FANB, entre otras imprecisiones. Desde Caracas, como es usual, la vocinglería no es menor. El general Padrino tuitea quejoso: “Esta vez, con el apoyo logístico del vecino país, emplean minas contra personas, que también han impactado a vehículos blindados de la FANB” y Maduro amenaza al gobierno de Colombia con una “reacción contundente”. Bien que las declaraciones de Miraflores y de los jefes militares en la frontera, sean un libreto “calculado” para Las actuales circunstancias o que sean reacciones al estilo castro-chavista, el entorno puede reventarse, salirse de las manos y tomar rumbos inesperados, mucho más en un país con tan grave situación económica y moral como Venezuela. Un incidente fronterizo se puede dar en cualquier momento y de ahí en adelante, podríamos estar en manos del destino. Si no se actúa con prudencia y sensatez, cualidades de un verdadero comandante militar, el asunto de La Victoria podría ser un doloroso fracaso binacional y hacerse realidad la perspectiva de algunos analistas que pronostican una frontera siria en Latinoamérica.

El Nacional

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