28 de septiembre de 2024 11:37 AM

Alicia Freilich: Prohibida por el militarismo populista

En mis cuadernos de escuela

en mi primer pupitre en los árboles

en la arena y en la nieve 

escribo tu nombre

en las páginas vírgenes

en la piedra la sangre y las cenizas

escribo tu nombre

Paul Eluard, «Libertad» (1945)

Llama la atención que actuales y muy escasos presidentes demócratas sobrevivientes en este maltratado globo de minorías liberales, en sus discursos omiten dos palabras básicas: libertad y militarismo, que son opuestas pero interdependientes. Civilización o barbarie. Prefieren  frases más abstractas al estilo “derechos humanos”, “menos precisas» que por fallas educativas no captan en su fondo el grueso de sus oyentes, ocupados en resolver a medias sus graves carencias diarias.

Pareciera que siguen definiendo al sistema militarista como un fenómeno exclusivo del pasado, bochinche bananero caudillista o de armados regímenes fascistoides que se originan desde golpes militares. Ambos fenómenos repletan la historia política del llamado Tercer Mundo.

Erich Fromm detalló en su análisis fundamental El miedo a la libertad  (1941) la compleja diferencia entre  los movimientos libertarios positivos y negativos a lo largo de siglos. Hace falta otro sociólogo de su calibre que explique esta repetición reforzada en este comienzo de milenio cuando abundan las frecuentes cumbres latinoamericanas y en sus informes públicos del antes, durante y después de cada  evento  aseguran poseer la clave para la definitiva feliz unión centro y surcontinental. Será, lo afirman, el cambio financiero capaz de sostener una moneda única -rublo, yuan o uno moderno estrictamente regional-  en todo caso, lo consideran prioritario factor seguro para  eliminar el dólar y la dependencia del imperialismo estadounidense. Así se alcanza la innombrada libertad.

Cualquier estudiante de competentes preescolar y primaria en un país capitalista liberal entiende sin dificultad que si alimentas con hierba muy verde  a gallos y gallinas obtienes huevos y crecen pollitos en tu huerto. Pero los vividores de la actual politiquería – populismo de base militarista con o sin uniforme castrense- tuercen la lógica elemental de la sana productividad y acusan como causantes de su esterilidad al bloqueo y las sanciones individuales que les aplican a mandatarios narcodelincuentes, al culpable, al poderoso yanqui, oligarca, gringo, burgués, capitalista explotador.

Por ejemplo matriz, el sostenido negocio humillante de un turismo que explota sus lindas playas con el patrocinio mayoritario del empresariado español y a pocos metros de sus  lujosos resorts donde la esclavitud desnutrida es norma y costumbre para tres generaciones de la Cuba revolucionaria. Porque le da la gana y flojera a su militarismo populista, destruyeron la producción agrícola y pesquera, hacen de la compraventa humana -médicos y espías- una industria de larga data propiciando que su guerrilla libertaria inicial se transformara en mentira criminal -el castrismo-, fuente y manual del militarismo rojo que hoy domina sin escrúpulos en la ex Venezuela, Nicaragua y Bolivia, por ahora.

La Cuba castrista es docta en represión que asesina y somete desde torturas físicas y psicológicas aprendidas directamente de sus amos rusos, antes la KGV oficial ahora la invasora genocida de Vladimir Putin. Pero eso y la frase “derechos humanos” ni lo mencionan en sus declaraciones y planes los “mediadores” Andrés Manuel López Obrador, Daniel Ortega, Luiz Inácio Lula da Silva, Gustavo Petro, Alberto Fernández…

Pronunciar el vocablo libertad produce pánico a diestros, siniestros y neutrales-cómplices porque su solo sonido en castellano remite a buscar y mostrar delitos ocultos, la corrupción administrativa en primer lugar que conlleva “pacifista” amoralidad, indiferencia ética.

Ya cumplida su presidencia fundadora de la república democrática civilista venezolana y retirado de la activa militancia, el estadista Rómulo Betancourt accedió a una entrevista que encabeza mi libro La Venedemocracia (primera edición 1977, que sin ambages pongo a la orden para una cuarta edición. Entre muchas reflexiones dijo:

“…Se trata de una conspiración de pequeños brotes guerrilleros y terroristas. Y ninguno de los grupos de la izquierda legalizada, esta que ahora concursa para elecciones democráticas, ninguno de esos partidos ha condenado públicamente a esas bandas de forajidos perturbadores del orden público y enemigos de la democracia. ¿Por qué, ah?”.

El resto es silencio, por ahora.

alifrei@hotmail.com

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