Por fin después de 20 años, la casa que vence la sombra será el escenario del juego democrático que siempre estuvo presente, opacado por los “demócratas” que siempre argumentaron que en Venezuela no había democracia en el gobierno de Hugo Chávez. Finalmente, los trogloditas cedieron y permitieron que el juego democrático fuera un hecho.
Hoy pareciera que el país está frente a la escena de un nuevo periodo histórico para la Universidad Central de Venezuela. Todo el mundo será electo. Los comicios serán rectorales, decanales, profesorales, estudiantiles y para egresados. Será un nuevo escenario para un centro de estudios que por siempre fue uno de los más importantes del continente, y que deberá incorporarse a la nueva realidad, analizar, debatir la universidad para una Venezuela moderna. Y, sobretodo, uno de los puntos capitulares: cómo encontrarse, o enfrentarse, a eso que yo llamo Skynet, y que no es otra cosa que la inteligencia artificial, y que en 10 años más acabará con el mundo tal como lo estamos viviendo. Qué se estudiará en las nuevas universidades, qué tipo de formación recibirá el nuevo hombre, ya sumergido y controlado por las redes sociales. Complejo debate por venir.
A principios de los 70, creo que estaba por salir del bachillerato, pero siempre giraba en torno a la militancia política y el mundo cultural, por lo que tengo mis recuerdos centrados en las artimañas que le hicieron al doctor Jesús María Bianco para quitarle la rectoría. Entonces era el juego maquiavélico de adecos y copeyanos para acabar con la izquierda.
Los ucevistas siempre creíamos que la UCV era una especie de propiedad. Era un orgullo estudiar en la UCV, era un orgullo ir a la biblioteca, era un orgullo estar en el Aula Magna, ir a sus conciertos los domingos, y era un enorme placer, echarse los domingos en la grama de Tierra de Nadie a leer y debatir los suplementos culturales de El Nacional y Últimas Noticias. Hasta hubo una organización de izquierda, la Liga Socialista, que propuso destruir físicamente las estructuras de la universidad porque era un instrumento de la burguesía. Allí, en el auditorio de Humanidades, vi cantar, creo que, por última vez a Alí Primera, junto a Soledad Bravo, mucho antes de que ella involucionara.
Hoy podríamos decir que la UCV se viste de gala, o de batalla para entrar en un nuevo ciclo histórico. Abandonará a los trogloditas que la llevaron a la Quinta Paila del Infierno, para darle paso a nuevos hombres y mujeres que buscarán hacer de ella una universidad para el país. En momentos como este es que no puedo dejar de decir U-U-UCV.
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